Ataques de EE.UU. a Irán: aumenta la tensión geopolítica
Por Gregor MA Hirt, CIO global de multiactivos, Allianz Global Investors (Allianz GI)
Los bombardeos aéreos lanzados por Estados Unidos el 21 de junio contra instalaciones nucleares iraníes en Natanz, Isfahán y Fordow suponen una importante escalada en las tensiones de Oriente Medio. El presidente Donald Trump calificó la operación como un “éxito militar espectacular”. Irán ya ha respondido con el lanzamiento de misiles contra territorio israelí, mientras que China y Rusia han pedido un alto el fuego inmediato, advirtiendo de que una mayor implicación de EE. UU. podría desestabilizar gravemente la región y poner en riesgo la paz global.
Esta intensificación repentina del conflicto introduce una mayor incertidumbre en la geopolítica con implicaciones de gran alcance para los mercados globales.
Los precios del petróleo se dispararon hasta alcanzar su nivel más alto en cinco meses tras el ataque, con el Brent –referencia internacional del crudo– superando los 80 dólares por barril. El dólar estadounidense se fortaleció mientras los inversores buscaban refugio en la moneda de reserva mundial.
1. Precios del petróleo y gas: el alza de los precios supone un riesgo clave
El Brent ya había subido un 18% desde principios de junio, antes de los ataques estadounidenses. La magnitud de su última subida dependerá en gran medida de la respuesta de Irán (especialmente si hay interrupciones en el estrecho de Ormuz) y del alcance de una posible mayor intervención militar de EE. UU. La clave para las economías globales y la inflación será determinar si el aumento del precio del petróleo es temporal o más permanente.
A corto plazo, anticipamos que los precios del petróleo podrían mantenerse en un rango de 80 a 100 dólares por barril. No obstante, parte del riesgo geopolítico ya está descontado en los precios, especialmente en los contratos a corto plazo. Los grandes productores como la OPEP+ (especialmente Arabia Saudí) podrían compensar las interrupciones en el suministro, pero la mayor parte de sus exportaciones también pasa por el estrecho de Ormuz. Una liberación coordinada de reservas estratégicas también podría suavizar el impacto. La UE cuenta con reservas equivalentes a unos 90 días de importaciones netas; EE. UU., para unos 20 días, aunque es prácticamente autosuficiente; y se estima que China dispone de unos 30 días, aunque no publica cifras oficiales.
Un periodo prolongado de precios altos encarecería las cadenas de suministro globales y podría reavivar las presiones inflacionistas, sobre todo en economías con una elevada dependencia energética. China (que importa cerca de un tercio de su crudo desde Oriente Próximo) es especialmente vulnerable. Europa también se vería afectada, aunque en menor medida. EE. UU., en cambio, está relativamente protegido gracias a su independencia energética. Pero en general, un periodo sostenido de precios elevados del petróleo sería otro posible obstáculo para el crecimiento global, agravando los efectos de las tensiones comerciales y negociaciones arancelarias en curso.
2. Mercados financieros: impulso inicial para sectores defensivos y activos refugio
- Acciones: Es probable que los mercados bursátiles de EE. UU. y globales caigan inicialmente mientras los inversores reevalúan el riesgo. Los sectores defensivos podrían tener un mejor desempeño, mientras que los cíclicos podrían verse presionados. No obstante, históricamente los mercados tienden a recuperarse tras un choque inicial, siempre que el conflicto no se amplíe. Una rápida desescalada incluso podría desencadenar un “repunte de alivio”, como ocurrió tras la invasión de Irak en 2003. El sentimiento del inversor estadounidense, que ha sido clave en la sorprendente recuperación del mercado tras el “día de la liberación”, será un factor importante a seguir.
- Bonos del Tesoro de EE. UU.: Se espera una clásica búsqueda de refugio, con una probable caída en los rendimientos de los bonos del Tesoro a largo plazo. Queda por ver si el bono del Tesoro recupera su estatus tradicional de valor refugio o si sigue mostrando debilidad relativa frente a alternativas como los Bund alemán.
- Dólar estadounidense: El dólar se ha fortalecido inicialmente como valor refugio, pero un conflicto prolongado y un repunte de la inflación complicarían la estrategia de la Reserva Federal. A medio plazo, la situación se vuelve más incierta: la economía estadounidense arrastra un doble déficit, tanto en sus cuentas públicas como en su balanza exterior, lo que debilita los fundamentos de su moneda. Si además se pierde confianza en el dólar como activo refugio, podría acabar viéndose presionado a la baja.
- Otros valores refugio: El oro y el franco suizo son los principales posibles beneficiados del aumento de la incertidumbre. El oro, en particular, podría mantener su tendencia alcista gracias a una demanda creciente como valor refugio. Los bancos centrales, que ya estaban comprando más oro, podrían aumentar dichas compras. El oro ya se consolida como un activo estratégico, solo por detrás del dólar en volumen de reservas.
Conclusión: la atención se centra en los próximos pasos de Irán
Los mercados se enfrentan a una situación de volatilidad elevada. Todo dependerá de los próximos pasos de Irán (sobre todo si opta por atacar el estrecho de Ormuz) y de la reacción diplomática de la comunidad internacional. Aunque se esperan condenas verbales por parte de potencias regionales y globales, no anticipamos una intervención militar directa de países vecinos ni de potencias como China o Rusia.
Los inversores deben prepararse para una turbulencia a corto plazo, con los precios de la energía y a las expectativas de inflación. No obstante, como en crisis anteriores, los movimientos excesivos del mercado podrían dar pie a oportunidades interesantes. Los bancos centrales, en particular la Fed, podrían verse obligados a reconsiderar sus trayectorias de política si la inflación se acelera mientras el crecimiento se desacelera.
En los próximos días, será fundamental conocer el alcance de los daños en las instalaciones nucleares iraníes, la magnitud de la respuesta iraní y la posición que adopte la comunidad internacional. Todo ello marcará el rumbo del sentimiento de los mercados en el corto plazo.