La tecnología y las elecciones en EE.UU.
Con las elecciones presidenciales en Estados Unidos a la vuelta de la esquina, los inversores se preguntan cómo podrían verse afectados ciertos sectores bajo una administración republicana o demócrata. Para la tecnología, el sector de mayor peso en el índice S&P 5001, ambos partidos están de acuerdo en ciertos temas pero no en todos, lo cual genera incertidumbre en cuanto a su futuro.
Gane quien gane las próximas elecciones presidenciales estadounidenses, los cambios inminentes a nivel impositivo, arancelario y comercial pondrán a prueba la fortaleza de las empresas tecnológicas. Esto se debe a que podrían enfrentarse a restricciones, en varias formas, impuestas tanto por demócratas como por republicanos.
Dada la actual fragilidad de la economía estadounidense y la necesidad de condiciones de recuperación óptimas, muchos comentaristas creen que los demócratas verán limitado su margen de actuación si Joe Biden toma las riendas del país. Pese a ello, de ganar las elecciones, su futura administración se propone elevar el impuesto de sociedades del 21% al 28%2, lo cual en parte daría marcha atrás al recorte impositivo de la administración Trump en 2017 (desde una tasa previa del 35%)3.
Justin Sumner, analista senior en Mellon, afirma que si los demócratas ganan las elecciones y suben el impuesto a las empresas, cabe esperar una continuación (e incluso una intensificación) de la rotación hacia las acciones de gigantes tecnológicos que se aceleró durante la pandemia. Esto se debe a la percepción de que las tecnológicas tienen balances sólidos y estrategias complejas de planificación fiscal. En cambio, cree que los inversores actuarían de forma muy distinta ante una victoria republicana.
“Dada la percepción de que las políticas republicanas podrían ser más favorables para las industrias tradicionales, una victoria republicana podría conducir a una rotación hacia algunos de los sectores que han mostrado debilidad últimamente”, afirma Sumner. Desde un punto de vista histórico, esto no debería sorprendernos: los sectores financiero, industrial, gasista y petrolero repuntaron en 2016 cuando Donald Trump ganó las elecciones4.
Robert Zeuthen, gestor senior en el equipo Mellon Small Mid Cap Equity, está de acuerdo y añade que una subida impositiva ralentizaría probablemente el crecimiento económico, lo cual a su vez podría beneficiar a las acciones tecnológicas. En su opinión, no obstante, el tema impositivo no es tan simple como puede parecer: “No prestamos atención solamente al nivel absoluto de impuestos, sino también a la certidumbre de que hay un nivel mínimo”, explica. Los demócratas han propuesto una tasa mínima del impuesto de sociedades del 15%5.
Dado que las acciones se valoran principalmente en base a flujos de caja descontados, que incorporan fundamentales, tipos de interés y tasas impositivas a largo plazo, la imposición de una tasa mínima afectará probablemente al apetito inversor por ciertas empresas tras las elecciones, comenta Zeuthen.
Comercio internacional
Otro posible foco de divergencia entre ambos partidos es el empleo de aranceles y la política comercial en general. Mientras que los demócratas no han dado muchos detalles sobre su plan de comercio internacional, la administración actual se ha servido de los aranceles como herramienta de proteccionismo y negociación con el extranjero. De hecho, Estados Unidos y China están librando una guerra comercial desde 2018, que ha conducido a la imposición de más de 300 aranceles sobre productos procedentes de China6. De ser reelegida, la administración actual podría seguir empleando esta herramienta con la misma intensidad.
Según Sumner, los aranceles aplicados en los últimos dos años no han perjudicado tanto a los resultados de las grandes tecnológicas como podría pensarse. Dicho esto, afirma que la política exterior afectó en mayor medida al sector cuando el Departamento de Comercio comenzó a perseguir a la tecnológica china Huawei alegando motivos de seguridad nacional: “La administración Trump considera que Huawei representa un peligro potencial para el país y está tratando de frenar su avance en tecnologías clave como 5G, a fin de impedir que se convierta en un actor dominante a nivel mundial. Por ejemplo, hace poco impuso restricciones a un importante proveedor de semiconductores limitando su capacidad de venta a Huawei.”
Debido a la presencia cada vez más limitada de los EE. UU. en la fabricación de chips, esto comienza a verse como un riesgo para la seguridad nacional, añade el analista. Por este motivo, cree que la actual administración podría presentar políticas dirigidas a fomentar una mayor localización de la producción de semiconductores.
Sumner destaca que el actual gobierno estadounidense ha sido claro sobre el tema Huawei, pero no está tan seguro sobre la postura del partido demócrata. No obstante, una victoria electoral de este último podría no importar mucho: el gobierno estadounidense podría verse obligado a continuar en una línea proteccionista con independencia de qué partido gane, para asegurar que el país mantiene su posición dominante como el principal actor tecnológico a nivel mundial. Después de todo, un escenario en que ciertas tecnológicas estadounidenses pierden su ventaja frente a sus competidoras extranjeras podría ser catastrófico para los flujos de ingresos internacionales, opina Sumner.
Zeuthen añade que China está muy concentrada en construir su propia industria tecnológica y de semiconductores, y considera probable que mantenga sus ambiciones estratégicas con independencia de la situación arancelaria: “Incluso si Estados Unidos suaviza su postura, la respuesta de China es un tanto incierta. Y el panorama geopolítico en el ámbito comercial todavía es difícil de pronosticar con el cambio potencial en la administración.”
Aceptar el desacuerdo
Pese a una clara distinción en ciertas iniciativas estadounidenses, otras son más bipartidistas y seguramente se implementarán gane quien gane. Estos temas incluyen investigaciones actuales y futuras de defensa de la competencia contra cuatro de los cinco FAANG7, y la venta de empresas extranjeras de redes sociales a tecnológicas estadounidenses debido a la amenaza potencial de las primeras para la seguridad nacional8.
Un objetivo común en el que todavía existen diferencias es el reforzamiento de la infraestructura nacional. Aunque ambos partidos han afirmado que esta será una prioridad en 2021, sus respectivas agendas muestran claras diferencias en cuanto a tipo de infraestructura y tecnología necesaria.