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Tomándole el pulso a China - perspectivas de inversión en la segunda mayor economía del mundo

Tomándole el pulso a China - perspectivas de inversión en la segunda mayor economía del mundo

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Dos miembros del equipo de analistas de Walter Scott acaban de volver de un viaje de análisis a China. La gran variedad de oportunidades disponibles en el país asiático les impresionó, como siempre, pero la experiencia también fue un recordatorio de los riesgos que conlleva invertir en la segunda mayor economía del mundo.

Dos miembros de nuestro equipo de analistas se embarcaron hace poco en un viaje de dos semanas a Pekín, Hangzhou y Shanghái. Fue una oportunidad para hacerse una idea de la actualidad en China, cuestionar nuestras perspectivas existentes y constatar las previsiones y opiniones de más de 30 empresas, tanto chinas como extranjeras, algunas de ellas en cartera. Este tipo de viajes son un elemento esencial de nuestro proceso de inversión basado en el análisis: queremos ver las cosas con nuestros propios ojos, en lugar de confiar en las impresiones de terceros.

Hace muchos años que visitamos China con regularidad, conocedores de la enorme oportunidad que representa el país para los inversores. Aunque los titulares recientes han estado dominados por las guerras comerciales y la ralentización del crecimiento del PIB, el gigante asiático sigue siendo uno de los principales motores de la economía mundial.

Dicho esto, somos plenamente conscientes de los riesgos que conlleva invertir en China, y en base a nuestra filosofía relativamente conservadora, procedemos con cautela al definir el mejor modo de obtener exposición al país. Nuestra preferencia por invertir de forma indirecta es reflejo de lo anterior. Ello no significa que nunca tomemos posiciones directas en empresas chinas, pero creemos que nuestro enfoque más prudente nos brinda cierta protección frente a algunos de los riesgos en cuestión sin impedir que nuestros clientes participen en la dinámica de crecimiento a largo plazo del país asiático.

Uno de estos riesgos se hizo aparente nada más llegar a la capital, en el marco de la inminente celebración del 70º aniversario de la fundación de la República Popular: cada domingo, Pekín queda paralizada en el marco de los preparativos y ensayos generales. Paseando por calles engalanadas con la bandera nacional, uno no tarda en darse cuenta de que, en China, el gobierno es omnipresente.

Esta ubicuidad es tan cierta para las empresas como para la mayoría de las demás facetas de la vida en el país asiático. El gobierno suele tener una participación mayoritaria en su capital, pero los ingresos de muchas compañías también dependen en gran medida de las autoridades. Y como cabe esperar en una economía centralmente planificada, el rumbo de la política puede hacer o deshacer la fortuna de una empresa. Por supuesto, el gobierno juega un papel en todos los mercados en los que invertimos, pero el “socialismo de mercado” de China requiere un examen minucioso de las estructuras corporativas y de los derechos de sus accionistas minoritarios. Cabe destacar que estos no son obstáculos insuperables: si una empresa china se adhiere a normas estrictas de gobierno corporativo, satisface nuestros exigentes criterios financieros y alinea los intereses de sus accionistas con los del estado, estamos más que dispuestos a considerarla como candidata de inversión.

Pese a nuestra exposición directa limitada, en China aplicamos el mismo nivel de análisis que en cualquier otro país. Las compañías que cumplen nuestros criterios estrictos de inversión son grupos de talla mundial, con balances saneados, tasas elevadas de generación de riqueza y capacidad de elevar sus niveles de beneficio a largo plazo. Cada vez más empresas de este tipo operan en China, y la demanda procedente del país asiático puede ser un importante motor de sus ingresos. Starbucks, por ejemplo, tiene cerca de 3600 locales repartidos en 150 ciudades chinas1 . La enorme oportunidad a su alcance queda claramente reflejada en el hecho de que el ciudadano chino medio se toma de media cinco tazas de café al año, una cifra insignificante comparada con las 400 que consume su homólogo estadounidense2 . Por su parte, LVMH —propietaria de Louis Vuitton— se concentra en un país que no tardará en representar un 40% de todas las compras de artículos de lujo a nivel mundial3.

1. Fuente: Starbucks, 13 de diciembre de 2018.
2. Fuente: US-China Today, junio de 2019.
3. Fuente: China Luxury Report 2019
 
Riesgos
El valor de las inversiones puede caer y los inversores podrían no recuperar la suma invertida.
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