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Bolsas: el entorno sigue siendo favorable
Dominic Rossi, Director Mundial de inversiones del área de
renta variable de Fidelity Worldwide Investment:
"Llevo ya algún tiempo afirmando que tenemos que ver un
entorno de baja volatilidad como condición previa
para una revisión al alza de las valoraciones bursátiles. En 2008 la
volatilidad se disparó hasta el 30-40%, mientras que en el último
brote de incertidumbre tocó máximos brevemente en el 20% antes de caer
relativamente rápido.
Creo que la razón por la que la volatilidad bursátil está tan
bien contenida es la mayor certidumbre que existe
actualmente sobre las perspectivas económicas de EE.UU.
con respecto a años anteriores. El abismo fiscal ha sido un
lastre importante que ha erosionado el crecimiento del PIB
estadounidense alrededor de un 1%. Sin embargo, el crecimiento
del sector privado ha sido fuerte, lo que ha permitido a la
economía estadounidense crecer a un ritmo
razonablemente saludable en torno al 2%.
De hecho, la economía estadounidense goza de la mejor
salud que yo haya visto en los últimos 20 años gracias a
las mejoras estructurales que estamos presenciando en el
doble déficit. En 2009, el déficit
presupuestario de EE.UU. era del 10% del PIB, alrededor de 1,5
billones de dólares. La Oficina Presupuestaria del Congreso
calcula que este ejercicio será del 4% del PIB (640.000 millones
de dólares).
Esto no se explica únicamente por los recortes
automáticos del gasto público, sino también porque el
aumento de los beneficios empresariales y las subidas de
impuestos están impulsando los ingresos federales. En
2015 se calcula que el déficit presupuestario será del 3% del PIB,
una cifra comparable al crecimiento tendencial del PIB y que
permite a EE.UU. alcanzar un nivel de estabilización en la deuda.
Al mismo tiempo, también se ha producido una mejora
notable en la balanza comercial. Por primera vez en 30
años, el saldo comercial ha mejorado durante un periodo de
crecimiento económico y la razón es estructural: la energía del
esquisto. La explotación de los hidrocarburos
presentes en los depósitos de esquistos
ha reducido las importaciones de barriles equivalentes de petróleo
de EE.UU. de 12 millones de
unidades a 8 millones, y se esperan nuevos descensos.
La mejoría en el doble déficit ha ayudado a
estabilizar el dólar, que es una de las razones
por las que los precios de las materias primas han estado bajo
presión. La combinación de mejoras en las perspectivas de
crecimiento y un entorno de inflación benigno está dando a la
Reserva Federal margen para reducir gradualmente su programa de
relajación cuantitativa. Aunque la inflación ha sido un
gran motivo de
preocupación, es un perro que todavía no ha mordido.
A medida que las presiones derivadas de la reducción
del gasto público se vayan extinguiendo hacia finales
de año, tenemos ante nosotros la perspectiva de que la economía de
EE.UU. crezca un 3% en un entorno de inflación baja, lo que
significa que la Fed puede permitirse cerrar el grifo cuantitativo
gradualmente. Este entorno es positivo en líneas generales para
las Bolsas mundiales.
Japón y Europa necesitan más tiempo
La situación en Japón es bastante diferente. La Bolsa se
mueve de forma efectiva al dictado de la política económica.
Las dos primeras flechas del radical programa económico del
primer ministro Abe (gasto público y estímulos monetarios)
deberían traducirse en crecimiento del PIB durante los
próximos doce meses. No debería sorprendernos ver un
crecimiento del PIB del 4%.
En este entorno, hay margen para que las acciones
japonesas suban, pero si esta racha alcista se
convertirá o no en un mercado alcista plurianual es otra cuestión.
La respuesta dependerá del éxito de Abe gestionando el
tercer pilar de sus reformas estructurales,
que es el más difícil de los tres. Las tasas de crecimiento
real a largo plazo de Japón no subirán a menos que
aumente la población activa o mejore la productividad. Existen dos
posibles caminos para aumentar la población activa:
el primero es incrementar las tasas de participación de la mujer y, el
segundo, permitir mayores niveles de inmigración, aunque la segunda
posibilidad es poco probable.
Aunque ya hemos visto algunas señales de recuperación en
Europa, estas deben interpretarse como un acontecimiento
estadístico fruto de unos niveles de crecimiento extremadamente bajos.
En Europa no hay realmente inventarios, por lo que cualquier ligera
variación de la demanda probablemente tenga un efecto inmediato en la
producción industrial y el crecimiento.
Aunque se han detectado algunas señales de este fenómeno en
Alemania, no se debe confundir una leve mejora cíclica con una
recuperación estructural, ya que todavía no se dan las condiciones
para que ocurra lo segundo. Sigue existiendo el riesgo de que
Europa se enfrente a un futuro deflacionista, a la vista de las
políticas de austeridad de los gobiernos.
En materia de política monetaria Europa sigue siendo terca; de
hecho, el BCE es el único gran banco central del mundo que se
ha negado a ampliar su balance para apoyar la recuperación.
El talón de Aquiles de las bolsas europeas sigue siendo un sistema
bancario mal capitalizado y expuesto al riesgo-país de los estados de
la periferia.
Los mercados emergentes tienen que encontrar un nuevo modelo
Los mercados emergentes están buscando un nuevo modelo
económico. Estos países se han beneficiado de varias
tendencias estructurales favorables durante la última década, pero
algunas de ellas se están convirtiendo en obstáculos ahora. Después de
la crisis financiera asiática en 1997-1998, los mercados emergentes
abandonaron los tipos de cambio fijos, los objetivos de inflación, las
privatizaciones y las políticas de liberalización del "Consenso
de Washington" que habían dominado su pensamiento
económico desde la caída del Muro de Berlín.
En lugar de eso, adoptaron un nuevo modelo económico basado en
monedas baratas, crecimiento impulsado por las exportaciones,
acumulación de reservas en dólares estadounidenses y el desarrollo de
fuentes de financiación no denominadas en dólares estadounidenses,
como la deuda en divisa nacional. Aunque este modelo ha funcionado
bien durante los últimos 10 años, ahora ya no es tan viable en un
momento en el que el mundo desarrollado camina hacia balanzas por
cuenta corriente positivas. Las divisas emergentes ya no son tan
baratas y, en términos reales, han recuperado gran parte del poder
adquisitivo que tenían en 1997-1998.
Por lo tanto, los mercados emergentes deben alejarse
de los modelos económicos basados en las exportaciones y aplicar
reformas estructurales. Los que lo hagan, como China,
deberían comportarse bien, y los que no podrían seguir
enfrentándose a importantes dificultades. Es evidente que
los mercados emergentes ya no pueden depender de las ventajas de
un dólar débil y el encarecimiento de las materias primas.
Nuevos liderazgos: la propiedad intelectual está de vuelta
La evolución que se está observando actualmente en los mercados
y sectores que se sitúan en cabeza coincide con este cambiante
entorno. Durante la última década, las naciones productoras de
materias primas han prosperado y hemos visto una revisión general
al alza de los sectores y valores relacionados con los activos
tangibles, como empresas mineras y acereras.
En el futuro, creo que veremos una revisión al alza de
las valoraciones de las empresas con propiedad
intelectual en áreas como la tecnología, la salud y los
servicios financieros. Por ejemplo, en el sector farmacéutico
estamos a punto de presenciar grandes avances terapéuticos en
áreas como la oncología.
En el sector tecnológico, las empresas de Internet siguen
siendo tremendamente innovadoras y las valoraciones están
actualmente en niveles atractivos. Por último, aunque las
presiones reglamentarias siguen siendo un importante obstáculo en
el sector de los servicios financieros, creo que hay margen para
una revisión al alza desde los bajos niveles actuales durante los
próximos años"