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Mercados desarrollados: el renacimiento de Occidente
En las economías occidentales, se están limpiando los
escombros de la crisis financiera. La expectativa
general es que este proceso tardará varios años en completarse. La
reducción de la deuda está en el punto de mira, y esto se aplica tanto
a los particulares como a las entidades financieras y a las
administraciones públicas.
En lo que respecta a las perspectivas económicas,
la forma en que los gobiernos manejen esta reducción del
endeudamiento es especialmente importante: ¿Decidirán
financiar la deuda mediante una política monetaria
liberal, como en EE.UU., o reducirla mediante la
austeridad y los recortes, como los países europeos
hicieron en primera instancia?
En ambos casos, la reducción de la deuda requiere un equilibrio
delicado. Imprimir dinero (expansión monetaria)
sólo funciona si la actividad económica sigue siendo vigorosa,
pero el riesgo de inflación siempre seguirá acechando.
Por otro lado, lo que preocupa de apretarse el cinturón (la
austeridad) y no hacer nada más es que sólo dañará
más a la economía. Por eso, varios países europeos han optado
ahora por una combinación de expansión monetaria y austeridad.
Sin embargo, los analistas están de acuerdo en que la reducción
de la deuda seguirá siendo un factor decisivo durante algún tiempo
para el desarrollo económico de las naciones occidentales.
¿Es ese un motivo para que los inversores den de lado a
Occidente? Aparte del hecho de que las empresas gozan en líneas
generales de buena salud financiera, varias potentes
tendencias estructurales sugieren que es
absolutamente precipitado descartar las economías occidentales.
El alto nivel de progreso tecnológico, la
innovación continua y la excepcional fortaleza de las
marcas siguen siendo rasgos distintivos que
crean valor para el accionista. Si sumamos estas
características a la tendencia a la relocalización y a las
oportunidades que ofrece la explotación del gas de esquisto, es
evidente que se está gestando un renacimiento industrial en las
economías desarrolladas.
Relocalización
Mientras que los sueldos en los países asiáticos han dado un
gran salto en los últimos años, en las economías occidentales han
permanecido más o menos en los mismos niveles. Para un número
cada vez mayor de grandes empresas, esta ha sido la causa
principal para traer de vuelta la producción
(relocalización) a EE.UU. o Europa desde los lugares de
Asia a los que se había deslocalizado o externalizado.
Esta relocalización también está apoyada por la automatización, que
hace que los costes de producción desciendan aún
más. El encarecimiento de los transportes también estimula
esta tendencia y las ventajas de una cadena de producción con
menos eslabones también tiene que ver. El problema de la externalización
a los mercados emergentes fue que las empresas tenían que afrontar
los riesgos derivados de unas cadenas de producción largas y complejas.
Estos riesgos pueden estar relacionados con escasez de oferta,
variaciones en la calidad, condiciones de trabajo, aspectos
medioambientales e incluso circunstancias políticas. La producción
local, ubicada cerca de los mercados más importantes, puede
reducir estos riesgos considerablemente o borrarlos completamente.
Tecnología
Históricamente, la mano de obra relativamente barata ha sido la
forma más fácil de ahorrar en costes de
producción. Ahora que las diferencias
salariales entre las economías desarrolladas y en
desarrollo están menguando, el proceso de producción está
recibiendo finalmente la atención que merece.
La automatización y la robótica protagonizarán un
verdadero despegue durante los próximos 20 años y
posibilitarán el reemplazo de la fabricación en masa de
productos uniformes por la personalización. Trabajar con
robots o impresión en 3D, por ejemplo, no
supone costes adicionales para la complejidad de los productos.
Las grandes bases de datos desestructuradas o big data
dominarán el sector de las tecnologías de la
información. En todo el mundo, la cantidad de datos que
se producen está creciendo exponencialmente
y la demanda de almacenamiento, mantenimiento y análisis de
estos datos aumenta al mismo nivel. Las empresas de software que
ofrecen soluciones para big data se beneficiarán de ello.
Gas de esquisto
Los descubrimientos tecnológicos que hacen posible la
explotación del gas de esquisto han mejorado enormemente la
balanza entre la oferta y la demanda de fuentes de energía.
Los avances han sido especialmente
positivos para EE.UU.; así, los recursos de gas de esquisto
explotables en el país son cuatro veces más grandes que las
reservas de Arabia Saudí. Los precios energéticos en EE.UU. ya han
caído y, con ellos, los costes empresariales. Esto beneficiará la
competitividad de la economía estadounidense.
Las expectativas son grandes: se prevé que la
explotación del gas de esquisto aporte entre dos y tres
puntos porcentuales al producto interior bruto en 2020.
Las empresas estadounidenses y europeas del sector de la
producción de energía se beneficiarán de ello a corto plazo a
través de la instalación de conducciones de transporte, la
fabricación de equipos hidráulicos y la fabricación de turbinas de
gas para centrales eléctricas; la revolución del gas de
esquisto tendrán repercusiones en toda la industria y creará una
variedad de oportunidades de inversión.
Innovación
El fenómeno del gas de esquisto es un claro ejemplo del éxito a
gran escala que puede conseguirse tomando un recurso
natural y combinándolo con los conocimientos innovadores
típicos de las economías desarrolladas.
Esta fortaleza se basa en la cooperación entre las empresas, los
institutos de investigación y los gobiernos y, como resultado de
ello, el 70% de la inversión mundial en I+D se realiza en las
economías occidentales.
De las 50 empresas más innovadoras, 44 están radicadas en
países desarrollados. Los economistas afirman que esa es la
razón por la cual la innovación es crucial para que los mercados
maduros sigan desarrollándose.
Un marco jurídico favorable y sólido hace posible la protección de
la propiedad intelectual, mientras que un gobierno corporativo fuerte
también ayuda a proteger los intereses de los accionistas minoritarios.
Las economías emergentes, en especial China, han empezado a
recortar diferencias. Sin embargo, les queda un largo camino que
recorrer. Aunque China es el mayor exportador de productos de alta
tecnología, la mayoría de los diseños de estos productos se originan
en empresas occidentales.
Marcas fuertes
En realidad, los mercados desarrollados tienen el monopolio sobre las marcas más fuertes del mundo. La fortaleza de estas marcas da a las empresas occidentales una posición sólida si el consumo crece, con independencia de qué zonas del mundo crezcan.
Muchas empresas europeas tienen una reputación de calidad
en diferentes sectores, como la alimentación, los artículos
de lujo o los coches.
Como hemos comentado antes, ahora que China está haciendo la
transición para convertirse en una economía de consumo, el país
desempeñará un papel clave en los próximos años en lo que respecta a
la demanda de productos de lujo. Los fabricantes
europeos ocuparán una excelente posición en este escenario.
Aunque es cierto que China puede fabricar muchos tipos de
productos, en muchos segmentos como la automoción los consumidores
chinos se sienten atraídos por los productos de origen europeo.