Los activos más y menos rentables en septiembre de 2019 y en la última década
Tras un verano difícil para los activos de riesgo, los inversores volvieron de las vacaciones en modo alcista e impulsaron la renta variable al alza en septiembre dejando a las bolsas de todo el mundo prácticamente sin variaciones en el trimestre. El trimestre estuvo marcado por una ralentización continuada en los datos económicos globales que se contrarrestó con la aportación de estímulo monetario adicional en EE. UU. y Europa.
En EE. UU., la Reserva Federal (la Fed) redujo los tipos de interés en julio y septiembre en un intento por prolongar la expansión económica haciendo frente a la ralentización en el ritmo de crecimiento y contratación. Mientras que la economía continuó sumando puestos de trabajo, la tasa de expansión de las horas totales trabajadas se desaceleró de forma pronunciada. Además, la confianza de los consumidores bajó de los altos niveles que registraba, y la renta variable estadounidense arrojó una rentabilidad del 1,7 % durante el trimestre en términos de USD.
En Europa, el Banco Central Europeo (BCE) respondió a la mayor debilidad en las previsiones económicas aplicando bajadas adicionales en los tipos hasta situarlos en territorio negativo, relanzando su programa de expansión cuantitativa y comprometiéndose a continuar con sus compras de activos hasta alcanzar su objetivo de inflación. Este viraje en las declaraciones del organismo en relación con la orientación de su política monetaria futura, que ahora pasa de depender de las fechas a depender de la situación, es significativo y podría dar lugar a una gran expansión en el volumen total de los activos adquiridos por parte del banco central en los próximos años. Si bien por sí solas dichas compras de activos tendrían probablemente un efecto limitado, podrían contribuir a respaldar el crecimiento si se combinasen con el estímulo fiscal en aquellas economías que puedan permitírselo. En cambio, los plazos para la aplicación de este tipo de medidas en Europa continúan siendo inciertos.
La expansión monetaria del BCE se produjo en un contexto de debilitamiento del crecimiento en el que las encuestas empresariales de septiembre dibujaban un panorama de ralentización continuada de la economía, especialmente en el sector industrial. Por tanto, mientras que el crecimiento avanza en una dirección y el estímulo monetario en la opuesta, la renta variable europea registró una rentabilidad del 2,5 % durante el trimestre.
En el Reino Unido, la aparentemente interminable saga del brexit ofreció un nuevo episodio en el que el Parlamento aprobó una ley que obligará al Gobierno a solicitar una prórroga en caso de no ser capaz de alcanzar un pacto con la UE. La noticia hizo que la libra evolucionase al alza hasta que el primer ministro clausuró el Parlamento, aunque poco después la suspensión se declaró ilegal. No hay, por tanto, tregua en el culebrón británico, en el que unas elecciones altamente impredecibles continúan siendo la salida más probable en caso de que ambas no lleguen a un acuerdo en las próximas semanas. En este contexto, las bolsas del Reino Unido se apuntaron una rentabilidad del 1,0 % en el trimestre.
Con la ayuda de las medidas expansivas de los bancos centrales y las crecientes preocupaciones en relación con las previsiones de crecimiento mundial, la deuda pública disfrutó de otro buen trimestre, pese a experimentar una breve venta generalizada a comienzos de septiembre. En este contexto, los títulos del Tesoro estadounidense obtuvieron una rentabilidad superior al 2 % en el tercer trimestre, Por su parte, el crédito IG global, el high yield estadounidense, y el high yield europeo se apuntaron rendimientos del 1,2 % del 1,3 % y 0,9 %, respectivamente.
En resumen, la economía global se enfrenta a varios riesgos binarios y altamente impredecibles. ¿Se recrudecerá el conflicto comercial?¿Desembocarán las elecciones del Reino Unido en un brexit sin acuerdo? ¿Se intensificarán las tensiones recientes en Oriente Próximo hasta provocar otro repunte en los precios del petróleo? ¿Responderán las empresas a la ralentización del crecimiento y los beneficios reduciendo sus plantillas?
Hasta que se aclaren las respuestas a estas preguntas, seguiremos recomendando evitar sobreponderaciones en renta variable y crédito y mejorar la calidad de las asignaciones a ambas clases. Dentro de la renta variable, es probable que los títulos value de alta capitalización y calidad sean los más resilientes en caso de materializarse los riesgos bajistas. No obstante, los inversores pueden encontrar diversificación dentro del espacio de las inversiones alternativas mediante asignaciones a infraestructuras, estrategias macro globales y oro. Por último, los títulos del Tesoro estadounidense también deberían ofrecer una buena cobertura en caso de que la tendencia de crecimiento se invierta.
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