La ventaja de la pequeña capitalización europea
Uno de los principales atractivos del universo de la pequeña capitalización europea en comparación con la de otras regiones del mundo (especialmente aquellas donde, debido a su naturaleza, predomina la gran capitalización) es que abarca numerosas empresas innovadoras y dinámicas. Empresas con un claro espíritu emprendedor que suelen ser líderes en sus respectivos nichos de mercado y/o presentan excelentes perspectivas de crecimiento que el mercado no valora debidamente.
Dentro de esta área, nuestra estrategia apunta a empresas que permiten aprovechar importantes oportunidades de crecimiento estructural, como por ejemplo, las relacionadas con las tendencias ESG, envejecimiento de la población, bienestar, digitalización y disrupción impulsada por la tecnología. Otra ventaja sustancial de la inversión en pequeña capitalización europea es la capacidad para conseguir una exposición completa a esas tendencias que, en algunos casos, se han acelerado como consecuencia de la COVID-19.
Un mejor comportamiento consistente de la pequeña capitalización
Si analizamos las rentabilidades que se ha anotado en el año natural el MSCI Europe Small Cap Index frente al MSCI Europe, que es fundamentalmente un índice de gran capitalización, la pequeña capitalización suele comportarse peor que la gran capitalización ante la presencia de eventos importantes que conducen a la aversión al riesgo. Son momentos en que los inversores generalmente apuestan por empresas de mayor capitalización que perciben como más seguras sin tener en cuenta el precio.
Una de las consecuencias que generan estas crisis es que los gobiernos y los bancos centrales inundan de liquidez el mercado, lo que permite que la prima de riesgo se reduzca. Esto, a su vez, allana el terreno para que se creen condiciones más favorables para la pequeña capitalización. Debido a la magnitud del impacto económico y las lecciones aprendidas de las crisis anteriores, las instituciones supranacionales han respondido con contundencia a la crisis de la COVID-19. El desplome del primer trimestre de 2020 se revirtió rápidamente y el año cerró con vientos favorables para la pequeña capitalización en comparación con la gran capitalización (GRÁFICO 1).
A pesar de estos períodos importantes, pero breves, de peor comportamiento relativo, la pequeña capitalización ha ofrecido sistemáticamente mejores rentabilidades que la gran capitalización en Europa desde hace ya muchos años. El MSCI Europe Small Cap Index es uno de los índices con mejores rentabilidades del mundo, unos resultados que se han visto impulsados por la mayor tasa de crecimiento de los beneficios que muestra la pequeña capitalización (GRÁFICO 2).
Un aspecto importante que debe tenerse en cuenta a largo plazo es la menor cobertura, tanto por parte de analistas como de inversores, del universo de pequeña capitalización europea, algo que, a nuestro juicio, crea un mercado menos eficiente y mayor margen para que los gestores generen alfa (GRÁFICO 3).
Además, hay más probabilidades de que las empresas de menor tamaño sean objeto de adquisición que las de mayor tamaño, lo que aporta una fuente adicional de rentabilidad al inversor. En los últimos años hemos mantenido posiciones en las siguientes empresas que han sido adquiridas: Bulgari, Tag Heuer, Jazztel, Altran, Grandvision, y Dialog Semiconductors.
Además, en comparación con la gran capitalización, la rentabilidad de la pequeña capitalización depende más de factores que afectan a valores específicos que del contexto macroeconómico. En consecuencia, creemos que la inversión en pequeña capitalización aporta mayor capacidad para generar alfa mediante la selección de valores. Esto es así especialmente en períodos de alta volatilidad, puesto que la desconexión entre los precios de las acciones y el valor intrínseco puede aumentar considerablemente.
La capacidad de añadir valor a través de la selección de valores se ve mejorada por la exposición a ingresos diversificados de la pequeña capitalización europea. Un tercio de los ingresos de las empresas que conforman nuestra cartera de pequeña capitalización europea se genera fuera de Europa. Esta circunstancia hace que las perspectivas económicas del lugar donde cotiza una empresa tengan menos relevancia.
Muchas de las empresas que generan sus ingresos en Europa también obtendrán una proporción significativa en lugares distintos del país donde tienen su domicilio. Por tanto, el país de domicilio no determina los ingresos, lo que refuerza los motivos para centrarse en la selección de valores (GRÁFICO 4).
La fuerte corrección que han sufrido recientemente los mercados ha generado valoraciones muy atractivas en comparación con épocas pasadas, abriendo así excelentes oportunidades para comprar empresas formidables con modelos de negocio sólidos que redundan en una mayor calidad de nuestras carteras (GRÁFICO 5).
La pequeña capitalización europea ha mostrado un sólido comportamiento a largo plazo en comparación con otras clases de activos, ya que el crecimiento de sus beneficios es superior. No vemos motivos para que esta tendencia histórica cambie. Las ineficiencias de la clase de activos y su menor sensibilidad al contexto macroeconómico, en comparación con la gran capitalización, ofrecen mayores oportunidades para los responsables de selección activa de valores con un historial positivo en este ámbito.