Un panorama cambiante para los inversores en Europa
Niall Gallagher, Chris Legg y Chris Sellers comentan los cambios en el entorno de inversión en Europa y dónde están encontrando oportunidades en su estrategia de renta variable.
Es un momento apasionante para invertir en la bolsa europea. Desde la crisis financiera global de 2008, el predominio de la bolsa estadounidense ha sido cada vez mayor, hasta el punto de representar el 71% del índice MSCI World, lo que no deja mucho espacio para el resto del mundo.
Pero tenemos varias razones para pensar que estamos entrando en un periodo en el que esos ingentes flujos de capitales internacionales hacia EE. UU. podrían estar empezando a remitir y esa tendencia podría beneficiar a otros mercados, como Europa y Asia.
La administración Trump ha dejado bastante claro que, en su opinión, el gran déficit de EE. UU. y el superávit de su cuenta de capital no son beneficiosos para el país. Con el rediseño de los aranceles y su conjunto de otras políticas económicas, están tratando de reducir la concentración del capital mundial en EE. UU. y, al mismo tiempo, aumentando la capacidad de fabricación nacional en sectores clave.
Obviamente, las políticas del gobierno estadounidense son impredecibles, pero vemos posibilidades de que se produzca un cambio en el orden económico que podría beneficiar a la renta variable europea. La historia nos dice que esta clase de migraciones del capital no duran un año o dos, sino mucho más.
Grandes descuentos
Seguimos siendo alcistas sobre la economía estadounidense, que esperamos que continúe siendo dominante gracias a fortalezas como la innovación tecnológica, la independencia energética y su escasa regulación. Sin embargo, pensamos que ha llegado la hora de un cambio estructural y que las acciones europeas llevan demasiado tiempo en un segundo plano. En esta clase de activos se pueden encontrar compañías globales de primer nivel en muchos sectores que cotizan con descuentos muy grandes desde un punto de vista histórico.
Exponemos dos hechos interesantes sobre la renta variable europea y la diversificación. Menos de la mitad de los ingresos obtenidos por las empresas europeas cotizadas proceden de la región, lo que pone de relieve su proyección global. Además, la concentración bursátil es menos acusada en Europa: los diez primeros valores del MSCI Europe representan el 21% de la capitalización bursátil del índice, frente al 37% del S&P 500.
Las mejores rentabilidades
Invertimos en renta variable europea con un enfoque bottom-up, de alta convicción y muy activo. Generalmente, mantenemos entre 30 y 40 valores en cartera. Buscamos empresas que sobresalgan a la hora de emplear el capital y generar rentabilidades sobre el capital. También buscamos oportunidades concretas en las que las rentabilidades de una empresa guarden una correlación menor con las condiciones macroeconómicas.
Llevamos a cabo unos exámenes exhaustivos de las empresas en las que invertimos que va mucho más allá de las conversaciones con la dirección. Recurrimos a expertos sectoriales, leemos mucho y ponemos el foco en identificar y gestionar riesgos potenciales a escala de las empresas y de la cartera.
Somos un equipo experimentado y llevamos varios ciclos económicos invirtiendo juntos. Tenemos una idea clara de lo que estamos buscando: no tratamos de ser expertos en todo.
Como región y como continente, Europa está formada por alrededor de 30 países y sus perspectivas económicas y su evolución pueden ser bastante diferentes. Por ejemplo, Alemania y el Reino Unido han tenido dificultades recientemente, pero las economías de algunos países nórdicos han crecido de forma constante. Pensamos que las perspectivas también son buenas en los países del sur de Europa, como España, Portugal y, en menor medida, Italia.
Competitividad global
Estos países cuentan con energía abundante y barata. España cuenta con importantes recursos solares y eólica terrestre y los países nórdicos tienen hidroeléctrica y eólica. Pueden competir en todo el mundo con sus precios energéticos.
El sur de Europa también está acercándose al final de casi dos décadas de reducción del endeudamiento, por lo que la deuda de los consumidores es baja, el sector bancario está saneado y puede sostener la expansión, e incluso los patrones de inmigración son positivos.
Nos gustan varios sectores de la región, como los valores de semiconductores y de fabricantes de equipos para semiconductores. Al igual que las empresas tecnológicas estadounidenses, estos valores están expuestos a la IA, la informática en la nube, a los vehículos eléctricos y a otras áreas de crecimiento y están baratos desde una perspectiva histórica y comparados con los Siete Magníficos (Apple, Microsoft, Nvidia, etc.).
Bancos y recompras
También manejamos una visión favorable sobre una selección de bancos europeos. Cotizan en niveles atractivos desde una perspectiva histórica y generan elevadas rentabilidades para el accionista en forma de dividendos y recompras. Los servicios financieros se sitúan en el otro extremo de la horquilla de crecimiento/descuento frente a los valores tecnológicos. Consideramos que no tomamos partido por los estilos de crecimiento o descuento y que somos lo suficientemente ágiles para cambiar cuando las condiciones lo requieren.
También existe un conjunto de empresas concretas que encontramos interesantes, como algunos buenos negocios en construcción y materiales de construcción que están saliendo de un periodo de actividad baja para entrar en otro de crecimiento potencial. También tenemos en cartera una aerolínea europea que es líder mundial en rentabilidades sobre el capital empleado y flujo de efectivo disponible y nos gusta una selección de empresas en gran distribución y consumo que son líderes mundiales en sus sectores.
Creemos que una asignación a renta variable europea debería ser una parte importante de cualquier cartera de inversión adecuadamente diversificada. Esta clase de activos puede aportar diversificación y exposición a empresas capaces de competir a escala mundial y que cotizan con valoraciones atractivas. Aunque EE. UU. ha sido el mercado dominante en la renta variable global durante los últimos años, creemos que los cambios estructurales en el comercio, la asignación de capitales y las políticas del gobierno contribuyen a un trasvase hacia Europa que estaba pendiente desde hacía tiempo.
Riesgos de la estrategia
- Riesgo de tipo de cambio: la estrategia puede estar expuesta a diferentes divisas y las fluctuaciones en los tipos de cambio pueden provocar que el valor de las inversiones aumente o disminuya.
- Riesgo de cobertura de clases de acciones: el proceso de cobertura de clases de acciones puede provocar que el valor de las inversiones disminuya debido a movimientos del mercado, consideraciones de reequilibrio y, en circunstancias extremas, al incumplimiento de la contraparte que proporciona el contrato de cobertura.
- Riesgo de precios: las fluctuaciones en los precios de los activos financieros implican que el valor de los activos puede tanto subir como bajar, y este riesgo suele amplificarse en condiciones de mercado más volátiles.
- Riesgo de concentración en el mercado (región geográfica/país): invertir en un país o región geográfica concretos puede hacer que el valor de esta inversión suba o baje más en relación con inversiones cuya exposición está más diversificada a nivel mundial.
- Riesgo de derivados: la estrategia puede utilizar derivados para reducir los costes y/o el riesgo global de la estrategia (esto también se conoce como gestión eficiente de la cartera o «EPM»). Los derivados implican un nivel de riesgo, sin embargo, en el caso de la EPM, no deben aumentar el riesgo global de la estrategia.
- Riesgo de liquidez (general): en condiciones de mercado difíciles, es posible que no haya suficientes inversores para comprar y vender determinadas inversiones. Esto puede afectar al valor de la estrategia.
- Riesgo de incumplimiento de la contraparte: el riesgo de pérdidas debido al incumplimiento de una contraparte en un contrato de derivados o de un custodio que protege los activos de la estrategia.
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