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La nueva guía del dividendo: cómo los gigantes tecnológicos y los mercados asiáticos están redefiniendo la inversión de reparto
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La nueva guía del dividendo: cómo los gigantes tecnológicos y los mercados asiáticos están redefiniendo la inversión de reparto

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Comunicación de marketing. Exclusivamente para inversores profesionales.

Este artículo fue originalmente publicado en la web de M&G Investments. 

La adopción de políticas de dividendo por parte de los gigantes tecnológicos y la mayor concentración en la rentabilidad del accionista en Asia están cuestionando las normas de la inversión de reparto tradicional. Esta evolución combina crecimiento y renta, ampliando el atractivo de las estrategias concentradas en el dividendo en todos los sectores y regiones. Dominic Howell y Noura Tan examinan cómo estos cambios están redefiniendo la inversión en dividendos.

Tan antigua como la propia bolsa, la inversión en dividendo se remonta al siglo XVII, cuando la Compañía Holandesa de las Indias Orientales repartió por primera vez beneficios a sus accionistas. Su belleza yace en su simplicidad: invertir en compañías establecidas, recibir dividendos, y embolsarse ese dinero o reinvertirlo para acumular más acciones. La inversión en compañías que amplían de manera consistente sus dividendos puede ser especialmente atractiva, ya que el crecimiento a tasa compuesta de los dividendos reinvertidos puede impulsar de manera considerable el crecimiento del patrimonio a lo largo del tiempo. Esta práctica no tardó en convertirse en uno de los pilares de la inversión, ofreciendo una rentabilidad tangible y atrayendo a inversores en busca de ingresos estables. 

Tradicionalmente, la estrategia ha estado dominada por empresas de primera fila, referentes en sectores como suministro público, bienes de consumo y servicios financieros. Estas compañías, conocidas por sus balances saneados y beneficios consistentes, han capeado fluctuaciones económicas y remunerado de manera fiable a sus accionistas mediante repartos regulares. En cambio, las empresas más pequeñas y de rápido crecimiento han tendido a no repartir dividendos, optando por reinvertir el capital en su negocio. Cabe afirmar que esto sembró la creencia errónea de que el reparto y el crecimiento del capital son estrategias mutuamente excluyentes.
 

Pero, ¿acaso han cambiado las cosas?
 

Las acciones tecnológicas reparten dividendo
 

La llegada de repartos de dividendo por parte de grandes firmas tecnológicas representa una ruptura significativa de la pauta histórica. Microsoft abrió el camino en 2003, y otras compañías siguieron su ejemplo. Alphabet (la matriz de Google) y Meta Platforms (propietaria de Facebook) hicieron lo propio en 2024. Otrora sinónimos de crecimiento elevado y reinversión de beneficios, estos gigantes tecnológicos están adoptando desde hace poco un enfoque más favorable para el accionista. Sus abundantes saldos de efectivo les permiten implementar políticas de dividendo sin dejar de invertir, combinando potencial de crecimiento con generación de ingresos para el accionista. Este desarrollo cuestiona la percepción tradicional de las acciones tecnológicas como meros vehículos de revalorización, introduciendo una nueva dimensión a la narrativa de la inversión en dividendos.

Con las inclusiones más recientes, cinco de las Siete Magníficas (7M)1 son ahora oficialmente distribuidoras de dividendo, con Amazon y Tesla como excepciones. Este hecho ofrece mayores oportunidades a los inversores, ampliando el espectro de las empresas de calidad en carteras concentradas en el reparto. No obstante, la prominencia creciente de las 7M en los índices de dividendo plantea dudas en torno a la viabilidad o sostenibilidad de esta tendencia.
 

Pese las rentabilidades por dividendo tradicionalmente bajas en el sector tecnológico, que llevan a los inversores a cuestionar su idoneidad potencial para las estrategias de reparto, el ritmo de crecimiento del dividendo de estas compañías lleva varios años superando de manera consistente al del conjunto del mercado. Las firmas tecnológicas del índice S&P 1500 han doblado con creces sus distribuciones entre 2013 y 20232. Este ritmo de crecimiento es el cuarto de todos los sectores, superando significativamente la subida de dividendo del 7,2% observada por el S&P Composite 1500 durante el mismo periodo3.

A la hora de invertir en reparto, una rentabilidad por dividendo baja no es necesariamente indicativa de una mala inversión. El factor esencial es la trayectoria de crecimiento del dividendo a lo largo del tiempo.

Para Stuart Rhodes, gestor de la estrategia global de dividendo de M&G, el crecimiento del dividendo es su «estrella del norte». Durante 17 años, este principio rector le ha guiado a través de múltiples crisis y regímenes de mercado. «Cuando las compañías elevan sus dividendos anuales de manera consistente, sus acciones se revalorizan sin excepción, culminando en niveles sólidos de rentabilidad total (la combinación de renta y crecimiento del capital)», explica. En opinión de Rhodes, los dividendos y la cotización de las acciones están vinculados de manera inextricable.
 

Desde una perspectiva de inversión, el crecimiento del dividendo puede verse como una estrategia ganadora. A fin de 2024, el índice S&P 500 Dividend Aristocrats (compuesto de empresas que llevan como mínimo 25 años consecutivos elevando sus distribuciones) logró una rentabilidad total anualizada del 10,1% (calculada en dólares) en un plazo de 25 años, superando con ello al 7,7% registrado por el S&P 500 durante el mismo periodo. Esto refleja la efectividad del crecimiento del dividendo, con independencia de la volatilidad episódica de la generación de alfa4.
 

Rhodes recuerda los años noventa, cuando muchos creían que si una compañía tecnológica repartía dividendo era señal de que su fase de crecimiento había terminado. «En la década pasada, este sentimiento ha cambiado. Ahora, las empresas tecnológicas generan suficientes flujos de caja como para reinvertir, recomprar acciones propias y repartir dividendos. El estigma en torno a los dividendos en este sector ha disminuido», comenta. Muchas firmas tecnológicas pagan dividendos a sus inversores hoy en día, no como señal de que su crecimiento disminuye, sino como prueba de la solidez de sus modelos de negocio. El gestor destaca que estas compañías son capaces de crecer sin agotar su capital, lo cual las convierte en inversiones potencialmente excepcionales.
 

John Weavers, gestor de la estrategia de dividendo estadounidense de M&G, destaca al mismo tiempo la importancia de asegurar que los pagos crecientes están motivados por el crecimiento genuino del negocio, y no por meros aumentos del coeficiente de reparto. «Tratamos de invertir en compañías que elevan sus dividendos a través de crecimiento del beneficio. Este enfoque se aplica a todos los sectores, incluido el tecnológico, donde buscamos negocios con fuertes oportunidades de reinversión», explica.
 

Citando a Visa y Mastercard a efectos ilustrativos, Weavers subraya sus niveles de crecimiento del beneficio y del dividendo a largo plazo, pese a rentabilidades por dividendo dividendo inicialmente bajas. Desde su salida a bolsa en 2006, por ejemplo, Mastercard nunca ha ofrecido una rentabilidad por dividendo superior al 1%, pero su reparto ha crecido cada año a un ritmo acumulado del 31%, en línea con una fuerte revalorización a un ritmo anual medio del 31%. En el marco de la transición de operaciones en efectivo a digitales, Weavers considera que la trayectoria de crecimiento de la compañía sigue siendo prometedora.
 

El gestor destaca que un reto clave planteado por la creciente influencia de las 7M en los índices de dividendo es asegurar que las estrategias de crecimiento del dividendo diversifican de manera efectiva sus carteras respecto al conjunto del mercado. Advierte de que, si bien puede resultar tentador invertir en acciones individuales con fuertes niveles de rentabilidad, es crucial mantener la disciplina para evitar caer en la trampa del cortoplacismo.
 

Dando prioridad a subidas de dividendo sostenibles, los inversores pueden sacar partido a motores a largo plazo que históricamente han beneficiado a las carteras concentradas en el crecimiento del dividendo. Según Weavers, concentrarse en el crecimiento consistente de los repartos ayuda a preservar potencial de diversificación y ventajas a largo plazo, reforzando la capacidad de la estrategia para capear fluctuaciones del mercado y aportar rentabilidades estables.
 

El giro de las empresas tecnológicas hacia la distribución de dividendos también ha introducido nuevas consideraciones sobre el futuro de sectores tradicionales en este ámbito, como el financiero y el de suministro público. Históricamente, estas industrias han anclado a las carteras concentradas en el reparto, ofreciendo flujos de ingresos fiables. Ahora que más gigantes tecnológicos entran en el universo del dividendo, sin embargo, los inversores se preguntan si estos sectores tradicionales perderán su atractivo o se adaptarán para seguir siendo relevantes.
 

Weavers aborda este giro poniendo las cosas en contexto: «Históricamente, en torno a un 70% de las compañías americanas pagan dividendo, en línea con las tendencias a largo plazo. La anomalía fue la pandemia de COVID-19, cuando algunos negocios recortaron sus repartos y nuevas empresas optaron por no distribuir beneficio. Ahora, no obstante, hemos vuelto al rango a largo plazo, en que muchos equipos directivos ven la distribución de dividendos como una manera de devolver efectivo al accionista y demostrar la fortaleza de sus flujos de caja», explica.
 

Esto sugiere que sectores tradicionales como el financiero y el de suministro público continuarán jugando un papel significativo en las estrategias de crecimiento del dividendo. En opinión del gestor, La inclusión de gigantes tecnológicos en indices de dividendo no altera de manera fundamental la tesis de inversión. Los inversores deberían seguir buscando los negocios más sólidos y con los mejores niveles de crecimiento y valoraciones. Si áreas como utilities, beines de primera necesidad o cualquier otro ofrecen las valoraciones y crecimiento más atractivos, alli es donde deberíamos invertir.

Tal como afirma Weavers, el mercado ha vuelto básicamente a su norma histórica, donde el dividendo es un elemento esencial de la rentabilidad del accionista. A este respecto, Rhodes menciona que La historia nos muestra que el dividendo es un importante motor de rentabilidad de la renta variable en el largo plazo. En los últimos 25 años, casi la mitad de la rentabilidad total de las acciones estadounidenses ha procedido de la reinversión de dividendos, gracias al poder de la capitalización compuesta a lo largo del tiempo. El índice S&P 500 ha generado una rentabilidad total anualizada del 7,7% (calculada en dólares), de la cual un 55,9% cabe atribuirse a la renta y un 44,1% a la revalorización del capital5.

Un aspecto interesante pero frecuentemente pasado por alto de la inversión de reparto es su capacidad inherente para servir como una cobertura efectiva frente a la inflación. Invertir en compañías que elevan de manera consistente sus dividendos ofrece una protección muy necesaria a este respecto. La inversión de reparto es una estrategia contrastada con un motor muy potente, y con el tiempo, la búsqueda disciplinada de un flujo de renta creciente está respaldada por esta dinámica favorable. Priorizando el crecimiento sostenible del dividendo y la diversificación estratégica, el crecimiento de las distribuciones podría ayudar a los inversores a navegar las fluctuaciones del mercado y a asegurarse rentabilidades consistentes a largo plazo.

La era del dividendo en Asia
 

Al tiempo que la aparición de compañías tecnológicas que reparten dividendos está trastocando el universo de inversión, el panorama de reparto en Asia se está transformando de la mano de iniciativas estratégicas y reformas en mercados clave. Del mismo modo que los gigantes tecnológicos occidentales adoptan políticas de reparto de dividendo, las empresas locales asiáticas se concentran cada vez más en devolver capital a los accionistas durante fases económicas complicadas.

En los últimos años, China y Japón han introducido medidas dirigidas a elevar el atractivo de las firmas locales a ojos de los inversores. El año pasado, las compañías chinas repartieron un nivel récord de 2,4 billones de yuanes (330.900 millones de dólares) en dividendos, y la recompra de acciones propias ascendió a 147.600 millones de yuanes (20.300 millones de dólares)6. En los dos meses previos al Año Nuevo lunar en febrero, más de 310 empresas repartieron dividendos por un total de más de 340.000 millones de yuanes (46.900 millones de dólares), ocho veces más que en el mismo periodo del año pasado7.
 

Los motores de esta tendencia son una serie de directivas de Pekín, entre ellas un ajuste de los reguladores para evaluar compañías de capital estatal en base a la rentabilidad de recursos propios (ROE), restricciones sobre la venta de acciones por parte de accionistas mayoritarios de empresas con dividendos bajos, un programa de financiación de recompras de acciones propias de 300.000 millones de yuanes (41.400 millones de dólares) y llamamientos a las empresas para que repartan dividendos varias veces al año. Estas medidas han elevado el interés por las firmas con rentabilidad por dividendo elevada: la del índice CSI 300 alcanzó el 3% (calculada en yuanes) en enero8, su mayor nivel en casi una década.
 

Japón es otro mercado clave a no perder de vista en este ámbito. Rhodes destaca el impacto transformador de la Abeconomía en los últimos 13 años, cuyos efectos significativos han sido evidentes en los últimos cinco. «Las cifras muestran que la prioridad de los accionistas ha aumentado y que la actitud de cara al reparto de dividendo ha mejorado, lo cual representa un giro palpable», comenta.
 

Una medida clave fue la reestructuración de la Bolsa de Tokio en 2022, dirigida a simplificar los segmentos de mercado y mejorar su competitividad global. Esta reclasificación incentivó a las empresas a mejorar sus actividad y la creación de valor para el accionista, lo cual atrajo más capital al mercado japonés.
 

El coeficiente de reparto de dividendo medio para el ejercicio fiscal finalizado en marzo de 2025 aumentó en 3 puntos porcentuales respecto al año previo, hasta el 36%9. Este nivel es el más alto de los últimos cuatro años y se acerca a mucho al del componente estadounidense del S&P 500, del 34%10.
 

Asimismo, las empresas deben ahora presentar planes de mejora de su ROE a la Bolsa de Tokio, lo cual ha desencadenado un fuerte aumento de las operaciones de autocartera y de los repartos de dividendo: en 2023, las compañías niponas recompraron acciones propias por un valor aproximado de 960.000 millones de yenes (6300 millones de dólares), un nuevo máximo histórico por cuarto ejercicio fiscal consecutivo11.
 

Estados Unidos domina el mercado de renta variable global y es el mercado por excelencia para los inversores en reparto, pero Rhodes subraya que abundan las oportunidades en distintas regiones: «El mercado estadounidense destaca por su escala y por el número de empresas en las que es posible invertir, ofreciendo liquidez y una enorme selección de inversiones en dividendo. No obstante, muchas compañías europeas tienen sólidos historiales de distribución de beneficio, y Australia ofrece ventajas fiscales, animando incluso a las compañías growth a repartir dividendos, con lo que esta también es una región a tener en cuenta.»

Pese a estos avances, China y Japón todavía van a la zaga de sus homólogos globales en términos de reparto de dividendo. No obstante, con la implementación de reformas y la creciente concentración en la rentabilidad del accionista, existe un margen de crecimiento significativo en ambos mercados.

La nueva guía del dividendo
 

A medida que navegamos la era actual de tipos de interés a la baja, la inversión en dividendo sigue siendo una estrategia sólida para generar ingresos fiables. Dicho esto, el paisaje ha evolucionado con la entrada de los gigantes tecnológicos en las carteras de dividendo, ofreciendo una oportunidad para aprovechar perspectivas de fuerte crecimiento y mejorar la diversificación.

Al mismo tiempo, las iniciativas en China y Japón están creando un entorno más favorable para el accionista, con niveles crecientes de pago de dividendos y de recompra de acciones propias. Estos cambios auguran un futuro prometedor para el crecimiento del dividendo en la región, alineándolo con tendencias globales y elevando el atractivo de los mercados asiáticos para inversores con enfoques de reparto.
 

«Inicialmente, el tecnológico era el sector más difícil para encontrar oportunidades, y Japón el mercado más complicado», comenta Rhodes al reflexionar sobre la evolución del universo del dividendo durante su trayectoria de 17 años en el segmento. El conjunto de oportunidades para los inversores en reparto ha aumentado con el tiempo. El gestor no cree que falten oportunidades de inversión potenciales, pero una de las claves del éxito a largo plazo es no pagar en exceso por ellas: Buscamos buenas inversiones, no solamente nuenas compañías .La capacidad de aprovechar oportunidades inesperadas a la hora de invertir en dividendo sigue siendo esencial.

[1]. Las Siete Magníficas (7M) son un grupo de compañías tecnológicas estadounidenses de megacapitalización: Alphabet, Amazon, Apple, Meta Platforms, Microsoft, NVIDIA y Tesla.
[2]. ProShares, «Technology Stocks: An Unexpected Source of Dividend Growth» (proshares.com), septiembre de 2024.
[3]. ProShares, «Technology Stocks: An Unexpected Source of Dividend Growth» (proshares.com), septiembre de 2024.
[4]. A 29 de noviembre de 2024.
[5]. A 31 de diciembre de 2024.
[6]. Oficina de Información del Consejo de Estado de China: «It’s about the stock market! The five departments have spoken out and these contents have been clarified», (gov.cn), enero de 2025.
[7]. Oficina de Información del Consejo de Estado de China: «It’s about the stock market! The five departments have spoken out and these contents have been clarified», (gov.cn), enero de 2025.
[8]. Oficina de Información del Consejo de Estado de China: «It’s about the stock market! The five departments have spoken out and these contents have been clarified», (gov.cn), enero de 2025.
[9]. THE NIKKEI via scoutAsia, «Record high of 40% listed companies increasing dividends, 3.6 trillion yen to households as a tailwind for asset building», (market-news-insights-jpx.com), junio de 2024.
[10]. THE NIKKEI via scoutAsia, «Record high of 40% listed companies increasing dividends, 3.6 trillion yen to households as a tailwind for asset building», (market-news-insights-jpx.com), junio de 2024.
[11] Grace Su y Jean Yu, «Governance Reforms Power Japan Forward», (clearbridge.com), septiembre de 2024.

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