Bonos al rojo vivo: Tres preguntas clave para invertir en este momento
El mercado de renta fija está de plena actualidad: los bonos del Tesoro de EE.UU. a 10 años sobrepasaron el 5% de rendimiento esta misma semana. Esto no sucedía desde 2007, a las puertas de la Gran Crisis Financiera. En otras geografías, los bonos soberanos también han notado el efecto de la subida de tipos de interés de los principales bancos centrales, y los inversores reciben ahora cupones nada desdeñables. Analizamos el atractivo, las dificultades y los riesgos del mercado de renta fija en la actualidad.
¿Comprar bonos cuando los tipos al contado son tan altos?
Esta es la pregunta del año y quizá de los próximos años. Obviamente, ganar entre un 3% y un 5% por un depósito (dependiendo del país de residencia), es fantástico, ya que no hay riesgo. Pero la pregunta que hay que hacerse en realidad es “¿cuánto tiempo pueden mantenerse los tipos tan altos?”.
El efectivo ofrece tipos altos a corto plazo, pero no se mantendrán así durante, pongamos, los próximos 5 o 10 años. En cambio, si compras bonos, puedes obtener este nivel de rendimiento durante un periodo de tiempo más largo. Si mantienes el dinero en depósitos, podrías estar perdiendo una gran oportunidad de asegurar este alto nivel de rendimiento (con un poco más de riesgo) a largo plazo. De hecho, comprar bonos ahora podría ser muy rentable, especialmente si se producen recortes en los tipos de interés y/o una recesión.
También hay otras formas de aprovechar el mercado de renta fija, como los bonos de vencimiento más corto, concretamente de tres a cuatro años. Por ejemplo, invirtiendo en crédito a corto plazo actualmente se puede acceder a rendimientos cercanos al 7% en dólares. Habría un poco de riesgo, pero seguiríamos estando en bonos de alta calidad y la inversión se vería menos afectada por la trayectoria de los tipos de interés.
¿A qué velocidad perjudicará la subida de tipos a los prestatarios?
El hecho de que, hasta ahora, el aumento de los costes de los préstamos no haya hecho descarrilar la economía mundial ha sorprendido al mercado. Actualmente, podemos ver dos situaciones:
Situación 1: Estados Unidos
En Estados Unidos, la mayor parte de la financiación de las empresas se realiza a través del mercado de bonos, por lo que pudieron obtener rendimientos muy bajos en 2021 con vencimientos relativamente largos. Esto significa que las empresas no tendrán que preocuparse por refinanciarse a costes más elevados durante algún tiempo y que el impacto de la subida de los tipos de interés en la financiación de las empresas ha sido relativamente limitado hasta ahora. Del mismo modo, el impacto ha sido mínimo para los hogares estadounidenses, que suelen contratar hipotecas a 30 años, por lo que siguen disfrutando de tipos bajos.
En resumen, a la economía estadounidense le va mucho mejor porque las empresas y los hogares han sido hasta ahora relativamente inmunes a la subida de los tipos de interés.
Situación 2: otras geografías
En la eurozona no hay mucho problema con las hipotecas, pero sí con las empresas, donde gran parte del endeudamiento se realiza a través de préstamos bancarios con tipos de interés variables. Esto significa que se ven mucho más afectadas por la subida de los tipos de interés, y ya estamos viendo cómo se refleja en los datos económicos de la región.
En Reino Unido, en cambio, donde los plazos de las hipotecas son mucho más cortos, los hogares han tenido que refinanciar a tipos de interés mucho más altos.
¿Podrían subir aún más los rendimientos a largo plazo?
Con los movimientos que hemos visto en los dos últimos meses, es difícil responder “no”. Si nos fijamos en los datos económicos, está claro que la resistencia de la economía de Estados Unidos ha sido impresionante.
La clave será el exceso de ahorro acumulado durante el periodo de pandemia. Está claro que este ahorro ha contribuido significativamente a la fortaleza de la economía estadounidense. Aunque existe incertidumbre sobre el nivel de este “exceso” de ahorro, sabemos que con el tiempo ha ido disminuyendo de forma constante, por lo que es probable que este “colchón de efectivo” sea un apoyo menor para la economía en el futuro.
Pero hay otro factor que ha entrado en la ecuación recientemente: el alto nivel de deuda de Estados Unidos. La relación entre la deuda pública y el PIB en manos de los ciudadanos estadounidenses alcanzará el 120% en la próxima década, un fuerte aumento desde el periodo anterior a la crisis y el actual nivel cercano al 100% del PIB. El déficit presupuestario se sitúa en 8%, un nivel que normalmente sólo se ve cuando la economía entra en recesión y el desempleo se acerca al 7%, no al 3,5% como ahora.
Así que, en comparación con las empresas y los hogares, el gobierno de EE.UU. es el único que realmente está sufriendo la subida de tipos hasta ahora. Se encuentra en un bucle muy negativo: tiene que refinanciar una cantidad sustancial de deuda a corto plazo, ya que los mayores pagos de intereses aumentan su déficit. Ahora el mercado empieza a comprenderlo y pide que se le compense por estos riesgos aumentando los rendimientos de los bonos del Tesoro a largo plazo.
Por estos motivos, consideramos especialmente atractivas la toma de posiciones que consideran una inclinación positiva de la curva de rendimientos en Estados Unidos (donde mantenemos una sobreponderación en bonos del Tesoro a más corto plazo e infrapoderamos en bonos a más largo plazo). Esto se debe a que la Reserva Federal está cerca del final de su ciclo de subidas de tipos, pero otros factores son menos favorables para los bonos a largo plazo.
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