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Propósitos de año nuevo: cómo empezar a invertir en 4 sencillos pasos
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Propósitos de año nuevo: cómo empezar a invertir en 4 sencillos pasos

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El 2020 da sus últimos coletazos y comenzamos a hacer nuestra lista de propósitos para el próximo año. Si tu lista incluye iniciarte en el mundo de la inversión, te aconsejamos que sigas los siguientes pasos:

1. Decide cuánto puedes invertir
El primer paso es analizar cuidadosamente tu panorama financiero general y calcular cuánto puedes permitirte invertir. Para ello, primero debes saber si tienes facturas que pagar; en ese caso, antes de invertir, es recomendable que abones dichas facturas. Además de comprobar que tu economía está saneada, también deberías reservar una cantidad de efectivo para imprevistos y depositarlo en una cuenta de ahorros accesible. No hay una cantidad definida, pero la mayoría de los asesores financieros calculan un mínimo de tres meses de salario.

2. Decide cuánto riesgo quieres asumir y durante cuánto tiempo que mantendrás tu inversión
Estos dos factores están unidos, ya que cuanto más tiempo estés invertido, más se diversificará el riesgo que puedes tomar. En este sentido, las acciones son una buena opción para el largo plazo. No obstante, si necesitas alcanzar los objetivos financieros en una horquilla de cinco años, lo más recomendable es configurar tu cartera con activos como los bonos soberanos, ya que son más seguros que las acciones. 

Además, la volatilidad suele variar dependiendo del activo en el que se invierta. Y esto es importante tenerlo en cuenta, ya que se corre el riesgo de no recuperar la cantidad original invertida. Para ello hay herramientas online que ayudan a hacer una estimación del riesgo de la inversión. 

Como ya sabrás, cuanto mayor es la rentabilidad potencial mayor será el riesgo que debas asumir. Según nuestro último Estudio Global de Inversión, los españoles aspiran obtener una rentabilidad del 8.5% anual durante los próximos 5 años manteniendo de media sus inversiones durante 1.78 años. En nuestra opinión, son unas expectativas poco realistas. Un asesor financiero sabrá guiarte y aconsejarte sobre qué esperar en función del perfil de riesgo de tus inversiones, y definir cual es el umbral de riesgos que puedes asumir para dormir tranquilo. 

3. Elige cómo y en qué vas a invertir
Los fondos de inversión ofrecen una manera fácil de diversificar para muchos inversores principiantes. Estos fondos son gestionados por expertos, cuyo objetivo es obtener rentabilidades atractivas para los inversores.  

En este sentido, se puede elegir un fondo mixto que ofrezca una diversificación inmediata entre acciones, bonos soberanos y activos inmobiliarios o, por ejemplo, elegir tres fondos diferentes, cada uno especializado en una clase de activos. 

Algunos fondos de renta variable son bastante defensivos -tienen acciones “seguras” que protegen contra la volatilidad del mercado- mientras que otros son más arriesgados, centrándose en sectores de alto crecimiento y mercados que conllevan más riesgo. 

Hay diversas estrategias para los fondos de inversión. Algunos fondos de renta variable se basan en la rentabilidad procedentes de los dividendos y otros en el crecimiento del capital de las empresas en las que invierten. También hay fondos que se centran en regiones geográficas - como los mercados emergentes, de mayor riesgo, o en acciones menos arriesgadas de mercados desarrollados-. 

Con todo, es cierto que invertir en acciones de compañías individuales es potencialmente ventajoso, pero también bastante arriesgado. Se puede invertir por cuenta propia; es decir, haciendo un análisis de las compañías en las que se quiera invertir. Si no se dispone de los conocimientos suficientes, siempre es recomendable acudir a un asesor financiero o contratar los servicios de un roboadvisor. Es importante que la forma en la que se decide invertir esté estrechamente relacionada con tu perfil de riesgo y tus objetivos financieros. 

4. Haz un seguimiento de tus inversiones (pero no a diario)
Generalmente, se aconseja que los inversores principiantes no operen con demasiada frecuencia, es decir, que decidan dónde quieren invertir y mantengan la inversión. Pero siempre se debe supervisar la cartera, ya que a veces puede ser necesario hacer algunos ajustes, por ejemplo, porque haya cambios geopolíticos y económicos que condicionen las posiciones. 

En el caso de que se quiera llevar a cabo una inversión a largo plazo (10-15 años), lo más recomendable es hacer aportaciones periódicas cada mes. De esta forma, se diversifica el riesgo y las caídas puntuales de mercado no tienen por qué ser el fin del mundo. Un ejemplo de este tipo de inversión son los complementos para la jubilación. En este punto queremos destacar que, según revela la tercera parte del Estudio Global de Inversión 2020 de Schroders, más de la mitad de los inversores españoles (54%) cree que la pensión pública no será bastante para conservar su nivel de vida durante la jubilación. Esto pone de manifiesto la necesidad de complementar la jubilación con otros recursos de ahorro e inversión. Sin embargo, la mayoría de los inversores españoles tan solo reservan entre un 9% y un 10% de sus ingresos para su jubilación, lo que probablemente sea insuficiente para compensar la pensión pública. 

Por último, a medida que vaya pasando el tiempo o se vaya acercando el objetivo de inversión, lo más recomendable es ir moviendo la inversión de los fondos de activos más arriesgados a otros más estables.

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