FORTUNA: diosa de la buena suerte y la fertilidad financiera

FORTUNA: diosa de la buena suerte y la fertilidad financiera

En un día tan especial como hoy, el día de la madre, el primer domingo de mayo, nosotros no podíamos olvidarnos de ella, FORTUNA, la diosa de la suerte, buena o mala, aunque siempre se tendió a asociarla con lo bueno y la fertilidad, dejando de lado al infortunio. He de reconocer que a mí siempre la buena me ha pillado trabajando ya que sólo juego a la lotería de Navidad, y sólo por la tradición del sorteo del 22 de diciembre, ese brasero, ese vaso de leche con la bandeja de polvorones no tienen precio para un goloso como yo. Al igual que para un inversor, la diversificación, las aportaciones periódicas, el largo plazo y el efecto del interés compuesto.

Los estadísticos y hombres de ciencia solemos hacer números y calcular probabilidades de éxito, sabiendo que hay veces que las cosas salen bien y otras no tan bien. Tratamos disipar la mala suerte atomizando el riesgo con múltiples estrategias, combinamos distintos tipos de activos, zonas geográficas y sectores, incluso introducimos en nuestras planificaciones diferentes horizontes temporales, siendo el tiempo la mejor de las sales brutas para las indigestiones de los cisnes negros.

Esos acontecimientos inesperados que aparecen como el covid, la guerra de Ucrania o la reciente crisis bancaria americana, sin ser invitados a la mesa, caprichosos ellos mismos como nuestra diosa del Olimpo. 

Es evidente que todas las semanas a alguien le toca La Primitiva, pero cuando se juega hay que conocer las posibilidades de éxito. Concretamente en este sorteo es de una entre 13.983.816 combinaciones posibles, cosa que a la hora de invertir con “i” en los mercados financieros no nos podemos permitir, de ahí que haya cosas básicas como el horizonte temporal adecuado (más de 3 años) que no debemos pasar por alto, porque si invertimos en el corto plazo el verbo que practicas es especular con “e”, con grandes posibilidades de que te atropelle un cisne negro.

FORTUNA es hija de Júpiter y Juno, el padre de todos los dioses y hombres; y ella, diosa de los alumbramientos; siendo los atributos del primero el águila, el rayo y el cetro; y los de ella, una capa de piel de cabra, una lanza y un escudo; símbolos de poder y estatus, de superioridad física, intelectual y mágica. Donde Juno era la diosa del matrimonio y la familia, evocando la responsabilidad de todo padre/madre de familia de proteger a la prole y a su cónyuge ante cualquier adversidad, ya no sólo con una correcta planificación financiera sino con elementos de protección como un seguro de vida riesgo, de accidentes y de incapacidad laboral temporal. Por otro lado, Júpiter evoca con su representación de águila, la victoria, la victoria de conseguir los objetivos vitales antes, empleando menos recursos, evitando endeudarse y aprovechando ventajas fiscales.

A nuestra diosa los poetas la pintaban calva o con sólo un mechón pequeño (de ahí el refranero español, “las oportunidades las pintan calvas”), ya que una buena fortuna era entendida como de una ocasión difícil de atrapar, como es difícil de atrapar un cabello a alguien calvo, circunstancia que no te ocurrirá si te paras a planificar correctamente tu vida, porque materializarás todas oportunidades que haya en ella a base de orden y constancia. Si has sido tan inteligente de apartar una cantidad de dinero para imprevistos, igual de inteligente será prever los previstos.

Y dejando a un lado la alegoría de la rueda en representación de nuestra diosa, os invitamos a tomar el control de vuestras finanzas en pos de vuestros objetivos personales y familiares en una sesión de planificación financiera AQUÍ. Conseguirás los atributos de la seguridad, la disponibilidad, la rentabilidad y la fiscalidad ventajosa.

Un saludo.

José Manuel Marín Cebrián – El Robin Hood de las Finanzas

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