Aversión a la pérdida

Aversión a la pérdida

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Miquel Masoliver Gestor de GVC Gaesco Gestión

Imagine que le ofrecen participar en la siguiente apuesta: se lanza una moneda y en el caso de obtener cara usted pierde y debe pagar una cantidad fija de 100 euros. Si sale cruz usted gana. Ante esta situación, su agente le pregunta: ¿Cuál es la cantidad mínima de dinero que usted exigiría ganar para que esta apuesta sea atractiva?

No se preocupe, no existe una respuesta correcta ya que ésta depende de la idiosincrasia de cada inversor. De hecho, esta sencilla pregunta es de gran utilidad a la hora de cuantificar lo que se conoce como  aversión a la pérdida (loss aversion), que es la  preferencia de la gente por evitar sufrir pérdidas antes que adquirir ganancias.

Supongamos que su respuesta es 200 euros. Eso significaría que usted necesita 200 euros para compensar una pérdida de 100 euros, o dicho de otra forma, su grado de aversión a la pérdida es de 200/100 = 2 y, por lo tanto, las pérdidas le angustian el doble de lo que disfruta con las ganancias.

Llegados a este punto, es natural preguntarse sobre los efectos que la aversión a la pérdida ejercen en el inversor.

Amos Tversky y  Daniel Kahneman (ambos galardonados con el premio Nobel) describieron que desde el punto de vista de decisiones sin riesgo,  la aversión a la pérdida se traduce en el denominado efecto donación (endowment effect), que es la  tendencia de asignar un valor más elevado a los objetos por el simple hecho de poseerlos.

En la primera parte de un experimento diseñado en 1991 por  Tversky, Knetch y  Thaler, se dividió en dos una clase de estudiantes universitarios. A los componentes del primer grupo se les obsequió con una taza que podían comprar en la tienda de la universidad por $6 y se les dio la oportunidad de venderla a la otra mitad. Aunque los sujetos del primer grupo solo habían sido dueños de las tazas por un breve espacio de tiempo, el valor medio de las tazas en venta resultó ser de $5.75,  mientras que el precio medio que los compradores ofrecieron se situó alrededor de los $2.50. En la segunda parte del experimento se utilizó un grupo de control y se llegó a la conclusión de que  la propiedad de un objeto distorsiona enormemente su valor.

De forma similar,  Hersh Shefrin y  Meir Statman predijeron que,  en situaciones con riesgo, la aversión a la pérdida se traduce en la venta por parte de los inversores de las acciones ganadoras y en mantener las acciones perdedoras (ride the losers and cut the winners).  Esto se conoce como el  efecto disposición (disposition effect).

En 1998,  Terrance Odean de la Universidad de California Davis analizó las cuentas de los inversores de una sociedad de valores entre el 1983 y el 1993. En consonancia con lo que Shefrin y Statman habían predicho, encontró que los inversores vendieron, en promedio, un 15% de las acciones ganadoras y solamente un 9% de las acciones perdedoras. En otras palabras,  los inversores son 1.7 veces más propensos a vender una acción ganadora que una perdedora.

En el gráfico a continuación se muestran los niveles de aversión a la pérdida agrupados por países, y aunque  la mayoría de los países anglo-sajones se sitúan en el primer cuartil, no se ha encontrado ningún mercado en el que los inversores no sufran de aversión a la pérdida. Otro ejemplo de la irracionalidad del mercado.

Grafic Masoliver

Fuentes:

Behavioural Finance and Mutual Fund Flows: An International Study. Prof. Dr. Thorsten Hens and Nilufer Caliskan (2013)

Prospect Theory: An Analysis of Decision under Risk. Amos Tversky y Daniel Kahneman (1979)

The Disposition to Sell Winners Too Early and Ride Losers Too Long: Theory and Evidence. Hersh Shefrin and Meir Statman (1985)

Are Investors Reluctant to Realize Their Losses?.  Terrance Odean (1998)

Behavioural Investing. James Montier (2007)

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