En los últimos días, Europa ha sido testigo de dos eventos significativos que, aunque no han despertado la misma expectación a nivel económico, están estrechamente relacionados y marcan claramente el rumbo futuro del continente en términos económicos y sociales.
El primero de estos eventos ha sido la décima elección al Parlamento Europeo, 45 años después de que se celebrará la primera, allá por 1979. En ellas, se ha podido constatar el descontento generado por el énfasis regulatorio de nuestros líderes; que no logran solucionar la falta de competitividad económica, ni la frustración social provocada por unos flujos migratorios descontrolados. Que el 6% de la población represente el 50% del gasto social mundial no debe ser suficiente para saciar de pan y circo a losmvotantes.
El segundo evento, que influye en las políticas exterior, económica y social, ha sido la reciente cumbre del G-7, que ha celebrado su quincuagésima reunión en Puglia, Italia. En ella hemos vuelto a ser testigos de la expresión popular “dar una de cal y otra de arena”. De la mano del Acuerdo de París y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, se pretende combatir el cambio climático, fomentando un uso eficiente de recursos energéticos y minerales, cuya seguridad de suministro ha generado creciente preocupación. Por otro lado, se busca ofrecer soluciones de crecimiento sostenible a los países en vías de desarrollo, fomentando en origen la reducción de patrones de inmigración descontrolada. Además, la polarización política continúa en aumento, con la persistencia del conflicto en Ucrania y el aumento de tarifas y aranceles ante las prácticas comerciales de China.
Y es que vivimos en un momento crucial en la historia, en el que la comunidad internacional se enfrenta a múltiples crisis interconectadas. Y ese nexo común es una temeraria política exterior estadounidense.
Precisamente, una Europa dividida, que hace 15 años soñaba con superar a EEUU, ha dependido durante décadas de Estados Unidos para su defensa; de Rusia para su suministro energético; y de China para expandir sus fronteras comerciales. Ahora, se enfrenta a una realidad geopolítica que exigirá sacrificios significativos para alcanzar su nuevo objetivo de convertirse en una economía sostenible y neutra en emisiones. Así, durante los últimos meses, hemos sido testigos de las dificultades que enfrenta el Banco Central Europeo, al igual que otros bancos centrales, para reducir los tipos de interés de manera decisiva -y apoyar así a la economía-, mientras la Reserva Federal mantiene una postura rígida en su política monetaria.
Tras las tensiones vividas en abril, las lecturas de inflación han continuado moderándose a ambos lados del Atlántico, hasta el 2.6%, tanto en EEUU (Core PCE) como en Europa. Esto ha permitido que los mercados de renta fija recuperen parte de las pérdidas de comienzos del trimestre, acompañados por un debilitamiento en los datos macro. Actualmente -y por ponerlo en perspectiva-, la curva americana descuenta 4 bajadas de un cuarto de punto para los próximos 12 meses.
En términos de comportamiento, las estrategias que más rentabilidad han aportado en renta fija han vuelto a ser los CoCos de entidades financieras europeas, las posiciones de letras a corto plazo en Europa y los RMBS españoles de añadas antiguas. También han añadido rentabilidad significativa, aunque en menor medida, la deuda senior de entidades financieras y los híbridos corporativos. Por el lado negativo, los bonos ligados a la inflación, las coberturas de divisa y los cupones zero AAA emergentes, han vuelto a ser las estrategias que más rentabilidad han detraído.
En términos de estrategia, los últimos datos que hemos venido conociendo confirman que los elevados tipos de interés están comenzando a hacer mella tanto en la economía como en el mercado laboral. Desde que la Fed comenzó a subir tipos no solo hemos visto como el desempleo ha aumentado desde el 3,4%, mínimo histórico de las últimas cinco décadas, hasta el 4% del último dato. Sino que además hemos podido comprobar el ritmo al que desaparecen el número de ofertas de trabajo por cada desempleado, de 2 a 1,2. Esto se ha producido además en un entorno donde las presiones inflacionistas y salariales han ido remitiendo.
Y es que no debemos olvidar que la Fed se encuentra presionada por las políticas fiscales desmesuradas de la administración Biden, que utiliza la posición del dólar como moneda de reserva del mismo modo en que trata a sus socios: con el objetivo exclusivo de consolidar su posición hegemónica en un mundo fragmentado. Divide et Impera.
Descubre más en la web de Miraltabank
Tribuna elaborada por Ignacio Fuertes, socio y director de Inversiones de Miraltabank
Este contenido puede ser catalogado como material de marketing. No constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos y rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.
Los mejores roboadvisors de 2025
Invierte de forma inteligente y sin complicaciones. Descubre cuáles son los mejores roboadvisors para hacer crecer tu dinero.