Cómo hablar con los clientes sobre el bitcoin
El «temor a perderse algo» está muy presente en la inversión. Resulta especialmente complicado obviar un activo que ha ganado más del 900% en los últimos cinco años.
El bitcoin y otras criptodivisas han llamado la atención de los inversores y se han convertido en una clase de activos más aceptada e influyente. Es cierto que aún hay quien piensa que la locura por las criptodivisas no es más que una moda pasajera. Pero cada vez son menos los que piensan así, sobre todo si hablamos de la cripto original, la más extendida e influyente: el bitcoin.
«Durante mucho tiempo, la gente se ha mostrado algo escéptica con respecto al bitcoin», señala el gestor de Capital Group Carl Kawaja. «La criptodivisa genera muchas dudas entre sus detractores y el debate se ha prolongado durante años. Sin embargo, por lo que a mí respecta, el debate ha terminado».
El auge del bitcoin
Fuente: Capital Group, Google Trends. Información a 20 febrero 2025. Los datos relativos al volumen de búsqueda representan el volumen de búsqueda en Google en relación con el punto más alto para el periodo de tiempo establecido. Un valor de 100 representa la máxima popularidad del término. Un valor de 50 significa que el término se sitúa en un punto medio de su popularidad. Los precios del bitcoin se muestran en escala logarítmica y están expresados en dólares.
Una trayectoria excepcional
Aunque es importante recordar que los resultados pasados no garantizan rentabilidades futuras, el rápido auge que ha experimentado el bitcoin en los últimos años lo ha convertido en uno de los protagonistas de los mercados financieros globales.
«El bitcon ha sido la clase de activos que ha obtenido mejores resultados en los últimos cinco, diez y quince años», señala Mark Casey, gestor de Capital Group. «En mi opinión, ningún otro proyecto de criptodivisa se acerca al potencial del bitcoin».
Según Casey, ello se debe a que el diseño único del bitcoin resuelve tres problemas: 1) la propia arquitectura del bitcoin determina que no haya intermediarios que puedan censurar, cancelar o bloquear de algún otro modo las transacciones en bitcoins; 2) el cifrado de grado militar del bitcoin garantiza que la criptodivisa correctamente almacenada no pueda ser requisada ni confiscada; 3) a diferencia de las materias primas, como el oro y la plata, y de las divisas fiduciarias emitidas por los gobiernos, el bitcoin tiene un volumen de suministro fijo e inalterable, por lo que no está sujeto a la inflación monetaria tradicional.
«Resulta comprensible que este tipo de activo les resulte atractivo a quienes vivan en un régimen autoritario, como le ocurre al 40% de la población mundial, o a quienes no confíen demasiado en las divisas fiduciarias controladas por los gobiernos», afirma Casey. «El bitcoin es el primer bien que una persona puede obtener por sí misma sin necesidad de recurrir a la aplicación de la ley».
¿Qué es el bitcoin?
Bitcoin es, con mucho, la variante más popular entre una clase de activos diseñados para crear una moneda digital mediante criptografía avanzada. Otras criptodivisas populares son ethereum, tether y ripple. A diferencia de las divisas tradicionales, el bitcoin no está controlado por ningún banco o autoridad central ni está respaldado por ningún gobierno.
Los inicios del bitcoin se remontan al año 2008, cuando un programador anónimo con el pseudónimo Satoshi Nakamoto publicó un documento en el que describía la tecnología que se necesitaba para crear la criptodivisa. Y lo más importante: el documento describía el proceso de «minería», que crea un flujo de nuevos bitcoins. Los bitcoins se extraen (se «minan») mediante algoritmos informáticos que resuelven una serie de cálculos. A través de este laborioso proceso, se verifican los bitcoins y se permite la creación de otros nuevos. Solo se pueden extraer 21 millones de bitcoins, y conforme va creciendo la oferta, más se tarda en minar nuevos bitcoins.
Hoy en día, existen más de 25.000 criptodivisas basadas en este concepto. Además, hay compañías cotizadas que existen principalmente en este espacio, ya sea como compradores y traders o como empresas de minería digital. Entre ellas, destacan Strategy (anteriormente conocida como MicroStrategy), Galaxy Digital, MARA Holdings y Riot Platforms.
Volatilidad en acción
El mercado de criptodivisas puede resumirse en dos palabras: volatilidad extrema. Las criptodivisas pueden sufrir fuertes fluctuaciones como consecuencia de noticias reales o simples rumores. El bitcoin es la cripto que acapara más titulares, sobre todo porque es la que cuenta con una mayor capitalización de mercado (aproximadamente 1,9 billones de dólares).
«El bitcoin suele generar una gran expectación cada vez que aumenta con fuerza su valor», señala el gestor de Capital Group Alan Wilson. «Pero no hay que olvidar que en algún momento puede ir en la dirección contraria. Los inversores que especulen con la criptodivisa deben estar preparados para la volatilidad extrema en cualquiera de los dos sentidos».
La última subida del bitcoin se produjo tras las elecciones estadounidenses de noviembre. Por primera vez en su relativamente corta historia, el precio superó los 100.000 dólares por bitcoin, ya que los inversores esperaban que el nuevo gobierno de Trump adoptara un enfoque favorable a las empresas del sector. Desde entonces, y a 25 de febrero de 2025, el precio ha bajado a unos 87.000 dólares.
Cómo abordar las preguntas de los clientes
Ya hemos hablado de los aspectos básicos del bitcoin. ¿Cuáles son las principales cuestiones que debemos tener en cuenta cuando hablamos de criptodivisas con nuestros clientes? Varios profesionales de Capital Group han analizado el sector y nos ofrecen cuatro ideas principales:
1. Es necesario entender cuáles son los riesgos
El bitcoin y otras criptodivisas conllevan riesgos importantes y bien documentados. Al igual que ocurre con cualquier inversión, es fundamental realizar un profundo análisis y explicar los pros y los contras antes de tomar una decisión.
Uno de los mayores riesgos potenciales se refiere a las medidas que pueden tomar los gobierno en contra del sector. Algunos gobiernos pueden considerar que las criptodivisas constituyen una amenaza para sus propias divisas. Por ejemplo, entre 2013 y 2021 China adoptó una serie de medidas para evitar que los bancos pudieran procesar transacciones en criptodivisas, prohibió los intercambios de criptos y puso fin al comercio y la minería de criptomonedas.
Por su parte, el gobierno estadounidense ha estudiado en diversas ocasiones la posibilidad de aumentar la regulación en materia de criptodivisas, sobre todo tras la quiebra de la plataforma de intercambio de criptos FTX. En el marco de uno de los mayores escándalos del sector, el fundador de la compañía, Sam Bankman-Fried, fue declarado culpable de un delito de estafa y condenado a 25 años de cárcel por robar los activos de sus clientes. El escándalo provocó que se reclamara un endurecimiento de la normativa. Sin embargo, desde que tomó posesión de su cargo en enero, el presidente Trump parece mostrarse favorable a las criptodivisas y no es probable que vaya a imponer nuevas normas a través de la Comisión del Mercado de Valores u otros organismos federales.
«Aunque no es imposible que acaben imponiéndose medidas que desestabilicen el sector, la comunidad mundial de bitcoin ha mostrado capacidad de resistencia e innovación a la hora de responder a las dificultades normativas y tecnológicas a las que se ha tenido que enfrentar a lo largo de los años», afirma el economista de Capital Group Bobby Esnard.
Aparte de los normativos, el sector ha de hacer frente a otros riesgos como el robo directo de los criptoactivos a través de piratería informática u otros medios fraudulentos. Los criptoactivos también pueden perderse si el inversor retira sus activos y luego no recuerda la compleja contraseña que se necesita para acceder a ellos.
2. El bitcoin podría no servir de cobertura frente a la renta variable
Los defensores del bitcoin suelen afirmar que la inversión en la criptodivisa puede ofrecer una cierta protección en periodos de caída de los mercados de renta variable. Aunque así ha ocurrido a veces en el pasado, esta tendencia no ha sido lo suficientemente constante o fiable como para que podamos establecer una correlación sólida a largo plazo.
Por ejemplo, el bitcoin no ofreció una cobertura eficaz durante el mercado bajista de 2020 relacionado con la pandemia, y también cayó cuando el mercado de renta variable registró fuertes caídas en 2022.
«Aún no está claro que el bitcoin pueda actuar como cobertura», señala Jens Sondergaard, analista de divisas de Capital Group. «Los inversores han de ser cautos a la hora de imaginar cómo puede evolucionar la divisa en distintos entornos de mercado».
El bitcoin no muestra una correlación estable con los mercados de renta variable estadounidense
Fuente: Capital Group, Standard & Poor’s. Información a 20 febrero 2025. Los datos representan la correlación en periodos móviles de seis meses, sobre la base de las rentabilidades diarias.
3. Se puede utilizar como aprendizaje
Dados los riesgos a los que hemos hecho referencia, los clientes que estén interesados en invertir en bitcoin podrían considerar la posibilidad de incluir la criptodivisa en sus carteras de inversión, pero en un porcentaje relativamente pequeño, quizás inferior al 5%, señala la gestora Barbara Burtin.
Si el inversor acaba comprando una pequeña cantidad de criptodivisas, le puede servir de experiencia de aprendizaje, afirma Burtin. El hecho de vivir la experiencia en primera persona es una forma de que los clientes se animen a aprender sobre el creciente mercado de criptodivisas, y también es un buen modo de evaluar su verdadera tolerancia al riesgo y de observar su reacción a un nivel elevado de volatilidad de los mercados. Ese conocimiento de la psicología de un cliente puede resultar útil a la hora de elaborar un plan más amplio de asignación de activos.
«Si uno de tus clientes realmente desea invertir en bitcoin, no le das un buen servicio si solo le dices que es mejor que no lo haga», afirma Burtin. «Además de la posibilidad de obtener ganancias, la inversión de una pequeña cantidad puede servir como aprendizaje, para el cliente y para ti».
Tal y como señala la gestora, el lanzamiento de los fondos cotizados (ETF) vinculados al bitcoin ha hecho que en estos últimos cuatro años haya sido más fácil que nunca aumentar la exposición a la clase de activos y que el concepto de bitcoin haya logrado una aceptación mucho mayor en el sector de los servicios financieros.
4. Una inversión a largo plazo
Aunque desaconsejar la inversión en bitcoin o en cualquier otra criptodivisa podría parecer lo más prudente, también son varios los motivos que aconsejan estudiar las distintas opciones. Además de proporcionar una información muy valiosa sobre la psicología del inversor, también ofrece la oportunidad de volver a centrar la atención del cliente en la importancia de la inversión a largo plazo.
Se ha escrito mucho sobre las rápidas ganancias que ofrece la inversión en bitcoin en periodos de tiempo relativamente cortos. Sin embargo, tal y como señala Burtin, estas ganancias son insignificantes si las comparamos con las que obtiene un inversor que aplica una estrategia de permanencia en el mercado durante muchos años.
«Me gusta considerarla una inversión a largo plazo, más que una oportunidad de trading a corto plazo», afirma Burtin. «El bitcoin va a ser volátil. Un enfoque a largo plazo puede ayudar a los clientes a hacer frente a esta volatilidad, al igual que las inversiones de renta variable».
«El comportamiento es muy importante a la hora de invertir», añade. «Es más que un experimento con criptodivisas. Se trata de un experimento social».
Carl Kawaja es gestor de renta variable y cuenta con 36 años de experiencia en el sector. Está licenciado en Historia por la Universidad de Brown y tiene un MBA por Columbia.
Mark L. Casey es gestor de renta variable y cuenta con 23 años de experiencia en el sector de la inversión (a 31 diciembre 2023). Está licenciado en Historia por la Universidad de Yale y tiene un MBA por Harvard.
Barbara Burtin es analista de inversión en renta variable y directora de análisis de Capital Group, responsable del análisis del sector bancario europeo y latinoamericano y de los proveedores de externalización del sector en todo el mundo. Cuenta con 12 años de experiencia en el sector de la inversión, todos ellos en Capital Group. Tiene un MBA por la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, donde obtuvo la máxima calificación, y un máster en Finanzas por la Escuela de Estudios Superiores de Comercio (HEC) de Paría. Tiene su oficina en Los Ángeles.