Efectos de los tipos de interés negativos, según Fisher Investments España
-0,5%1, este ha sido el tipo de interés al que, desde septiembre de 2019, el Banco Central Europeo (BCE) remunera los depósitos que en él mantienen las entidades bancarias. Por supuesto, el BCE no paga tipos negativos, sino que más bien los cobra. Ese porcentaje es una comisión o impuesto con que se gravan los depósitos que no se destinan a la concesión de créditos. Voces autorizadas como la propia gobernadora Christine Lagarde no descartan nuevos recortes, según sus declaraciones en la rueda de prensa del pasado diciembre, conque muchos analistas esperan que los tipos sigan ahondando considerablemente sus valores negativos2. En Dinamarca, los tipos de interés están en rojo desde 2012. Al otro lado del canal de la Mancha los tipos se mantienen en verde, si bien en el 0,1%, y el Banco de Inglaterra da a entender que bajarán, posiblemente hasta terreno negativo3.
La experiencia nos dice que muchos inversores, ahorradores y ciudadanos en general no conocen el verdadero alcance de unos tipos de interés negativos. A juicio de Fisher Investments España, representan un foco de incertidumbre en los inversores y los ahorradores desde hace mucho; una preocupación que, en algunos aspectos, está justificada. Partiendo de nuestros análisis, en los siguientes párrafos abordaremos este fenómeno deteniéndonos en algunas cuestiones especialmente trascendentales.
La teoría que subyace al establecimiento de tipos de interés negativos por parte de las instituciones monetarias es bastante sencilla. Para estas el problema es que los bancos no prestan suficiente dinero, lo que sitúa la inflación muy por debajo de los objetivos marcados, con el consiguiente freno al crecimiento económico. A tal efecto suelen presentarse como argumento las elevadas reservas de los bancos, que superan ampliamente los requisitos exigidos legalmente, a las que se responsabiliza de la baja inflación y de la debilidad económica. Así, cuando la autoridad monetaria baja los tipos de interés por los depósitos por debajo de cero lo que pretende es penalizar a los bancos por ese exceso de reservas e incentivar la expansión del crédito a empresas y particulares. Este motivo fue al menos el que utilizó el BCE en 2014 para justificar el primer recorte hasta terreno negativo de los tipos de interés.
A nuestro juicio, esa teoría plantea serias dudas, pero esto lo discutiremos en otro artículo. Ahora queremos analizar el efecto en los bancos, así como las repercusiones de este en sus finanzas personales. Si bien la política de tipos negativos ha podido redundar en un aumento de los préstamos bancarios, la evidencia demuestra que en toda Europa la reacción general ha sido elevar las comisiones a los consumidores y las empresas.
En 2012 Dinamarca se convirtió en el primer país europeo con tipos de interés negativos. Dos años después le siguieron el BCE y el Riksbank sueco. En un primer momento, los bancos comerciales apenas modificaron su política, tal vez porque los intereses todavía estaban muy próximos a cero y no se sabía cuánto duraría la situación. Con el tiempo las autoridades monetarias siguieron bajando los tipos hasta niveles cada vez más negativos y los bancos comenzaron a trasladar sus costes a los clientes.
En Fisher Investments España ya conocimos informes donde se decía que los bancos daneses habían comenzado en 2015 a penalizar a los grandes depositantes, normalmente instituciones. Al año siguiente los bancos alemanes de menor tamaño hicieron lo propio, aplicando tasas negativas a los depósitos de más de 100.000 euros4. Un estudio de noviembre de 2019 del Bundesbank reveló que el 58% de los bancos alemanes aplicaba tipos negativos a las empresas y el 23% a los particulares5.
Aparte los tipos de interés negativos, de la lectura de la prensa económica se desprende que en la actualidad varios bancos de España, Italia o Alemania cobran comisiones en cuentas de ahorro y corrientes por diferentes servicios: por el mantenimiento, que van desde los 10 hasta los 30 euros mensuales; por usar los cajeros; o por realizar transferencias, de hasta el 0,4%. Como con los tipos de interés negativos, estas medidas se dirigen a las cuentas grandes.
Muchos bancos ofrecen a sus clientes servicios y productos adicionales a cambio de evitarles esos gastos. En algunos casos estas ofertas son inofensivas, como la domiciliación de nóminas, pero también se está utilizando para la venta cruzada de productos, así que se reducen las comisiones siempre que los clientes consuman. Así las cosas, se obliga a los consumidores a adquirir productos o servicios que seguramente no necesiten.
Este panorama pone de relieve algunas cuestiones que inversores y ahorradores han de considerar. Según nuestra experiencia, dado que la cultura del ahorro predomina en Europa, muchos inversores mantienen una gran cantidad de efectivo. Una práctica que no parece un problema si no se considera que su escaso rendimiento actual puede ser un eventual lastre para la rentabilidad total de su cartera de inversión; más si cabe en una coyuntura de tipos negativos. Aunque cueste reconocerlo, los ahorradores e inversores no deberían tener más efectivo del necesario. En opinión de Fisher Investments España, un fondo de emergencia debería cubrir las necesidades de efectivo a entre tres y doces meses vista. Por supuesto, si piensa hacer una compra a corto plazo, debería retener ese dinero para asegurarse la liquidez y evitar la volatilidad del mercado, pero si sus depósitos de ahorro son muy superiores a lo que realmente necesita en el horizonte próximo, con tipos negativos o no, quizá deba replantearse su estrategia de inversión.
Si los tipos de interés negativos y las comisiones llegan al Reino Unido tenga cuidado con la venta cruzada de productos cuyo único propósito sea evitarle gastos. Un producto financiero ha de cubrir una necesidad concreta, y su contratación no debe depender de las condiciones de su cuenta de ahorro. Antes de decidirse por uno, analice qué costes acarrea.
Al final, los tipos negativos en Europa son un incentivo para que los bancos actúen. Y muchos lo hacen en perjuicio de los ahorradores e inversores. En Fisher Investments España creemos que ha llegado el momento de evaluar las posiciones de efectivo y revisar su plan de inversión.