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Demografía e inversión: el poder de las cifras
Aparentemente, los datos unidimensionales, como la distribución de
una población por edades y el lugar donde la gente vive y trabaja,
tienen múltiples facetas en cuanto a sus efectos
económicos. Estos factores demográficos, predecibles aunque
casi imposibles de detener, pasan a menudo por ser el motor definitivo
del desarrollo a largo plazo en los mercados financieros.
En las economías muy desarrolladas, el debate demográfico suele
centrarse en el concepto del envejecimiento. El
aumento de la prosperidad y la mejora de la atención
sanitaria se traducen en un descenso de las tasas de mortalidad.
Al mismo tiempo, las tasas de natalidad han
caído. Algunos afirman que el crecimiento económico es el mejor
anticonceptivo. Japón es un buen ejemplo de las consecuencias
del envejecimiento en casos extremos: la reducción de la
población. Se espera que la población japonesa se reduzca hasta
menos de 100 millones de
personas dentro de 40 años. La población actual es de 127 millones.
Tras la estela de este descenso vendrá la contracción
de la economía japonesa y, además, un
creciente porcentaje del PIB se destinará a
(los cuidados para) los jubilados. Así pues,
para algunos inversores Japón seguirá siendo un mercado para
hacer una selección de acciones cauta y táctica.
La generación del baby boom
En las economías occidentales, la generación del
baby boom será la que centrará fundamentalmente la
atención. Los estudios revelan que esta explosión
demográfica ha sido una fuerza impulsora determinante en los
espectaculares cambios que han vivido las Bolsas, como el auge
de internet y la crisis crediticia.
Las posibilidades de inversión eran demasiado limitadas
para la gran cantidad de ahorradores pudientes que
hicieron su aparición en los mercados financieros, lo que
provocó que las valoraciones se dispararan y que no
se pusieran precios adecuados al riesgo.
El hecho de que la generación del baby boom comienza a
jubilarse ahora está empezando a ser visible en los
mercados financieros por el mayor interés en las
inversiones que generan rentas: bonos y acciones que
abonan dividendos. Los días en los que lo
único que importaba era la revalorización del capital han
pasado a mejor vida. Ahora, el objetivo es que el
capital genere la pensión deseada.
Población activa, en máximos
Las economías emergentes están en
una situación completamente diferente. India, Brasil,
Rusia y Turquía son los ejemplos más claros de países en
los que una población joven y creciente
crea un gran potencial de inversión.
En un futuro cercano, estos países alcanzarán su punto
álgido en lo que respecta al tamaño relativo de su
población activa (personas entre 15 y 64
años) y, entretanto, la capacidad de consumo
habrá crecido rápidamente. Esto también se aplica a China,
aunque con su política de un único hijo se ha colocado en
una posición única.
Aunque su crecimiento poblacional ha descendido
sustancialmente desde la década de 1970, esto no
impide la aparición de problemas
económicos; en el mejor de los casos, sólo
sirve para posponerlos.
Después de todo, en una fase posterior de su vida,
toda una generación de hijos únicos tendrá que
cargar con la nada envidiable tarea de cuidar de
dos progenitores jubilados.
Emigración a la ciudad
La urbanización es otra tendencia
demográfica cuyos efectos se sienten fundamentalmente
en las economías emergentes.
El éxodo a las ciudades a menudo puede adoptar la
forma de emigración masiva, como ha ocurrido en China
durante la última década conforme los
trabajadores rurales se trasladaban a las ciudades
en gran número. Las previsiones apuntan a
que dentro de 20 años, más del 60% de la
población mundial vivirá en un medio urbano.
Esta cifra se sitúa actualmente en el 50%. Dicho de
otro modo, durante los próximos 20 años, las ciudades
tendrán que absorber entre 700 y 1.000 millones de
personas más.
Huelga decir que este cambio pondrá una
gran presión sobre las infraestructuras
nacionales. Se tendrán que construir o
ampliar carreteras, ferrocarriles, redes eléctricas,
telecomunicaciones y sistemas de suministro de agua.
El peso del sector privado en la
financiación de infraestructuras de este
tipo va a aumentar con total seguridad.
India es el mejor ejemplo de ello. Aunque es una de
las economías de mayor crecimiento del mundo, las
infraestructuras indias no han podido crecer al
mismo ritmo que el país. Por ejemplo,
ninguna ciudad de la India tiene suministro de
agua potable 24 horas al día, y el
gobierno del país se ha comprometido a cambiar
esta situación.
Los planes diseñados contemplan
inversiones de infraestructuras por un total de
500.000 millones de dólares. De esta
cantidad, el 60% se destinará a
energía y transporte.
¿Cómo vive la gente sus vidas, cuánto
envejece, dónde viven y en qué están gastando
su dinero?
Las respuestas a estas preguntas pueden dar
forma a las economías y arrojar luz sobre los
cambiantes factores que impulsan el crecimiento
económico. Los inversores pueden
aprovecharlo obteniendo una imagen clara de las
tendencias y cambios demográficos.
A menudo, estos parecen evidentes y
unidimensionales, pero por sus repercusiones son
complejos y polifacéticos. En general, los
productos de consumo y la atención
sanitaria son los sectores que
fundamentalmente se podrán beneficiar de los
cambios demográficos actuales.