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Fidelity: Cuando el guión ya no funciona
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Fidelity: Cuando el guión ya no funciona

¿Por qué los mercados esperaron tanto para ceder a la presión vendedora tras el brote del coronavirus? Podemos encontrar algunas pistas en el posicionamiento que mantenían los inversores antes de los brotes anteriores. 

La oleada de ventas en los mercados ha sido sorprendente, no por la magnitud de la caída, sino porque hacía tiempo que tenía que haberse producido. 

Se puede afirmar que los esfuerzos para contener el contagio del covid-19 han sido más contundentes y perturbadores que en episodios anteriores (SARS en 2003 y gripe porcina H1N1 en 2009). Esta vez, el impacto ha sido especialmente acusado a la vista del mayor peso que ha adquirido China en las cadenas de suministro internacionales y en el conjunto de la economía mundial a lo largo de la última década. En este contexto, la pregunta interesante no es por qué los mercados cayeron de repente, sino por qué, a tenor del claro impacto sobre la producción económica y los beneficios empresariales, se mostraban tan confiados en los días previos a las caídas que han tenido lugar a partir del lunes pasado.
 
Parece que los inversores estaban más centrados en otros dos factores. En primer lugar, parece claro que muchos creen que la lección aprendida de las emergencias sanitarias anteriores es que los mercados terminarán en cotas superiores después de un periodo de volatilidad inicial. Aunque eso es lo que ocurrió con el SARS y el N1H1, una diferencia clave es que esos brotes se desencadenaron poco después de un mercado bajista importante en las bolsas (es decir, tras la explosión de la burbuja puntocom y después de la crisis financiera mundial). Por el contrario, hoy nos mantenemos en (o podría decirse que nos acercamos al final de) uno de los mercados alcistas más largos de la historia. El segundo factor es que el deterioro de las perspectivas de beneficios de las empresas ha convertido a los inversores en “optimistas contracorriente”. La idea esperanzadora aquí es que los gobiernos y los bancos centrales seguirán inyectando liquidez, primero para mitigar las repercusiones económicas, pero también, y de forma específica, para sostener los precios de los activos a corto plazo. De nuevo, se trata de un guion que las autoridades monetarias de todo el mundo han aplicado con éxito durante los últimos años: cuando se sopesa escoger entre una demanda económica titubeante o la inyección de liquidez, se opta por lo segundo.
 
Sin embargo, el uso repetitivo de este guión hace que, en muchas partes del mercado, las valoraciones ya se sitúen por encima de los fundamentales de base. Durante los últimos meses, he señalado que cabía esperar un retroceso de los mercados. Aunque pensamos que eso podría generar una oportunidad de compra, especialmente en Asia y los mercados emergentes, los inversores también harían bien en ser conscientes de que la debilidad reciente podría durar, sobre todo si ese guion tan manido ha dejado de funcionar.

Paras Anand, Responsable de Gestión de Activos para Asia-Pacífico

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