Fidelity: El nuevo orden económico - Las oportunidades que surgen de las perturbaciones parte III
El pasado martes compartíamos la segunda parte de nuestro informe "El nuevo orden económico". Continuamos con esta serie de artículos dónde explicamos como la crisis de la COVID-19 desencadenará un profundo cambio en las políticas de las autoridades, acelerará las tendencias actuales y transformará los marcos de inversión.
La recuperación de la economía mundial se desarrollará en varias fases: arreglar las cañerías de los mercados financieros, estabilizar la propagación de casos en los diferentes países, arreglar las cañerías de la economía real y, por último, la expansión económica. Los bancos centrales han abordado en parte el trabajo de fontanería financiera y se ha avanzado en la estabilización del número de casos, aunque no podemos descartar que se produzcan nuevas oleadas de contagios. Dado que las medidas de confinamiento se mantienen en su mayor parte en la mayoría de los países, la economía real sigue necesitando reparaciones. La economía real seguirá tensionada hasta que la demanda final y el empleo dejen de caer. Las perturbaciones de los mercados evolucionan constantemente, lo que plantea retos y oportunidades a los inversores.
La amplia variedad de posibles escenarios por regiones, sectores y empresas obliga a ser muy selectivos a la hora de aprovechar la creación de valor a largo plazo. Identificar a los supervivientes y ganadores y, al mismo tiempo, evitar la destrucción de valor en segmentos más castigados requerirá un conocimiento detallado de las empresas y los sectores. Para ello, es preciso ser ágil y adaptar el enfoque de inversión y las asignaciones de activos mientras avanzamos por las diferentes fases de la crisis y la recuperación.
A continuamos abordamos posicionamientos tácticos de asignación de activos e identificamos oportunidades a largo plazo derivadas de los cambios de largo recorrido.
Asignación táctica de activos
A pesar de que han aparecido señales alentadoras, pensamos que es prematuro adoptar una postura decidida en riesgo. El repunte de los mercados propiciado por las medidas de las autoridades durante marzo está sobrepasando lo que justifican los datos económicos en algunas regiones, aunque sigue habiendo oportunidades atractivas por riesgo-rentabilidad en deuda corporativa, especialmente en los segmentos investment grade y high yield de la renta fija estadounidense.
Durante los momentos más duros del desplome de los mercados, los diferenciales de deuda corporativa se ampliaron significativamente y las ventas indiscriminadas dieron lugar a valoraciones atractivas, sobre todo en empresas con balances y flujos de efectivo sólidos. Adoptamos una visión positiva sobre los bonos investment grade en marzo atendiendo a las valoraciones y la gran intervención de la Fed el 23 de marzo. La reciente decisión de la Fed de comprar bonos corporativos, incluidos ángeles caídos, ha propiciado una visión más positiva sobre los bonos high yield. Hasta que veamos un giro al alza de la coyuntura económica, nuestra preferencia a la hora de incorporar riesgo probablemente se mantenga en la renta fija antes que en la renta variable.
Somos cautos en renta variable estadounidense, sobre todo en valores de pequeña capitalización, que están peor equipados para lidiar con la crisis. Desde una óptica relativa, preferimos la renta variable asiática a la vista del mayor peso de los importadores de energía (que pueden aprovechar los bajos precios del petróleo), los progresos en la gestión de las repercusiones del virus y las temáticas a largo plazo en torno al consumo chino. Sin embargo, somos cautos en los mercados emergentes, tanto en renta variable como en renta fija. En general, estos mercados tienen menos capacidad para lanzar estímulos, mantener los tipos bajos y evitar las huidas de capitales.
Renta variable: Valoraciones y oportunidades
La incertidumbre a corto plazo y las ventas indiscriminadas se han traducido en importantes anomalías en los precios, sobre todo en empresas de alta calidad donde los beneficios y los dividendos podrían empezar a normalizarse conforme se vayan levantando las restricciones. La naturaleza de esta crisis es muy diferente a casi la de cualquier otra: las empresas que aguantaron la crisis financiera mundial han visto cómo una parte o la totalidad de su negocio cerraba a cal y canto de la noche a la mañana. Comprender su capacidad para lidiar con esta situación mediante el acceso a la financiación y la gestión de su base de costes resulta esencial y requiere una comprensión profunda de la empresa y el sector en el que opera.
La incertidumbre a corto plazo y las ventas indiscriminadas se han traducido en importantes anomalías en los precios, sobre todo en empresas de alta calidad donde los beneficios y los dividendos podrían empezar a normalizarse conforme se vayan levantando las restricciones.
Las empresas con las estructuras financieras más sostenibles suelen destacar en entornos de mucha incertidumbre y robar cuota de mercado a los competidores en dificultades. Eso aporta más protección frente a los riesgos bajistas y deja recorrido al alza en la fase de recuperación. Las empresas expuestas a las tendencias de crecimiento en el mundo y en China debería ser capaces de recuperarse con más rapidez.
Renta fija: Valoraciones y oportunidades
Tanto la liquidez como las valoraciones de los mercados de renta fija corporativa han respondido positivamente a las intervenciones masivas de las autoridades, aunque los rendimientos de la deuda pública de los mercados desarrollados se mantienen cerca de mínimos históricos. Los diferenciales de la renta fija corporativa se han recuperado considerablemente en todo el mundo y la liquidez y el acceso al mercado han mejorado para los emisores de bonos. Las valoraciones que se observan tras el repunte de los mercados obedecen a un deseo de “mirar más allá” de la difícil coyuntura macroeconómica, lo que justifica cierta cautela y selectividad.
Las valoraciones que se observan tras el repunte de los mercados obedecen a un deseo de “mirar más allá” de la difícil coyuntura macroeconómica, lo que justifica cierta cautela y selectividad.
Sin embargo, creemos que algunas áreas del mercado de bonos high yield compensan el mayor riesgo de impago y ofrecen rentabilidades ajustadas al riesgo atractivas a largo plazo a pesar de que la volatilidad sigue siendo elevada conforme avanzamos en la crisis. Las revisiones a la baja de las calificaciones crediticias continuarán durante los próximos meses, ya que las agencias de calificación van por detrás de las tensiones empresariales al tener que actualizar sus evaluaciones. Algunos títulos de ángeles caídos (empresas investment grade degradadas hasta high yield) brindan oportunidades, sobre todo las que pueden reducir el endeudamiento y, con el tiempo, recuperar su calificación crediticia elevada y/o beneficiarse de las compras de los bancos centrales dirigidas a los títulos con calificación BB.
Perturbaciones a largo plazo
Disparidades regionales
La normalización con diferentes velocidades y condiciones creará ganadores y perdedores dentro de los países y en diferentes horizontes. Distribuir el capital de forma que sea sensible a las tasas de recuperación y aprender de las trayectorias de recuperación puede ofrecer oportunidades. A más largo plazo, las evoluciones demográficas siguen siendo relativamente predecibles y constituyen un dato clave para calibrar los resultados de las inversiones. Los países con poblaciones jóvenes y clases medias en auge disfrutarán de efectos beneficiosos inducidos por el consumo, primero en la tecnología y más adelante en el ocio y los viajes. Los países con poblaciones envejecidas requerirán inversiones en soluciones sanitarias y tecnológicas.
Creemos que Asia, con una normalización acelerada y sus jóvenes poblaciones, brinda algunas de las mejores oportunidades de crecimiento a largo plazo, sobre todo en seguros y atención sanitaria. Nos preocupan más los países emergentes no asiáticos, por sus recursos más limitados a la hora de responder a la crisis.
De la globalización a la “indigenización”
Las condiciones de la globalización ya estaban cambiando antes de la COVID-19, siendo la muestra más palpable la guerra comercial entre EE.UU. y China. Ese giro se vio acelerado por la crisis del coronavirus, que ha puesto a prueba las cadenas de suministro en atención sanitaria y farmacia, alimentación e infraestructuras tecnológicas. Estos sectores tendrán cada vez más la consideración de áreas de seguridad nacional y el abastecimiento se desplazará dentro de las fronteras nacionales o los bloques regionales. También estarán sujetos a una mayor regulación y supervisión, lo que les otorgará características más próximas a los sectores de servicios públicos o defensa. Aunque el aumento de la regulación podría derivar con el tiempo en un descenso de los beneficios, también es probable que propicie beneficios y flujos de efectivo más estables, lo que podría ser beneficioso para las valoraciones. Estos sectores deberían terminar siendo ganadores, pero debido a la disminución de los desplazamientos entre y dentro de los países, los viajes y el ocio, los hoteles, el transporte y la educación internacional podrían verse lastrados.
Revoluciones tecnológicas en el comportamiento de los consumidores
Las medidas de confinamiento han alejado el consumo del comercio físico y lo han arrojado en brazos del comercio electrónico y las entregas a domicilio. Este cambio es especialmente visible en la distribución alimentaria en Internet, donde las tasas de adopción eran bajas anteriormente pero ahora están experimentando una aceleración que esperamos que se mantenga después de los confinamientos. Los consumidores también están prestando más atención a su bienestar, lo que ejerce efectos positivos en los artículos deportivos y las empresas que mejoran la calidad de vida. Los viajes de ocio terminarán reactivándose, sobre todo entre los más jóvenes, pero se prestará más atención a la seguridad y calidad de los destinos y los alojamientos.
Las personas están adaptándose a trabajar desde casa y probablemente veamos cómo, a resultas de ello, los consumidores invierten en sus oficinas domésticas y equipos digitales. Las telecomunicaciones, la tecnología y la conectividad deberían ser ganadores a largo plazo, así como los pagos, la educación y las consultas médicas sin contacto.
En un plano más general, muchas actividades que se han visto obligadas a desplazarse a Internet, como las reuniones de trabajo personales, los gimnasios y las compras de alimentación, seguirán realizándose así después del confinamiento, ya que la gente ahorra tiempo y dinero. Los beneficiarios serán las empresas propietarias de las plataformas que se emplean para estos servicios y las que suministran las conexiones/infraestructuras que los hacen posibles. Los proveedores de conectividad también podrían adquirir una mayor relevancia nacional, con lo
que recibirían más inversiones. Europa va por detrás de EE.UU. y China en la adaptación de las redes al próximo estándar de telecomunicaciones (5G), pero después de la pandemia estas podrían recibir más atención a la vista del probable aumento de la actividad en Internet.
El coronavirus ha redefinido el debate en torno a la privacidad en la red y el dominio de las grandes tecnológicas. La crisis ha puesto de relieve la gran importancia de los gigantes tecnológicos en la sociedad moderna, evidenciada de forma clara en la aprobación de la inversión por parte de Amazon en Deliveroo, porque el reparto de comida se considera un servicio esencial. Otro ejemplo es la omnipresente videovigilancia de China, que se percibe desfavorablemente en Europa y Norteamérica, pero permitió a China hacer un seguimiento eficaz de los contactos y aplicar las medidas de confinamiento. Esa percepción podría evolucionar a lo largo de la crisis, lo que crearía oportunidades para una serie de empresas tecnológicas.
Atención sanitaria
El sector sanitario se dispone a cambiar de diferentes formas. En primer lugar, las empresas farmacéuticas y biotecnológicas se encuentran a la vanguardia de la lucha contra la pandemia y podrían ver cómo se suavizan las presiones políticas y de precios a tenor de su función. Otra área que va a salir beneficiada son las pruebas diagnósticas. Son una forma barata y esencial de identificar la propagación del virus y esperamos que se invierta más en esta área en el futuro.
La telemedicina, que es la práctica de atender a los pacientes a distancia, ha registrado un importante aumento de la demanda que debería continuar a largo plazo en el marco de las inversiones constantes en tecnologías sanitarias y digitalización. Por último, la crisis ha demostrado que algunos sistemas hospitalarios tienen deficiencias de financiación y cabe esperar que reciban más inversiones en el futuro para
garantizar que están mejor preparados para las pandemias. Los costes relacionados serán bajos comparados con la destrucción económica que puede generar un confinamiento.