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La importancia de tener un plan para conseguir tus objetivos

La importancia de tener un plan para conseguir tus objetivos

Cómo trazar un plan para alcanzar tus objetivos

Un objetivo sin un plan es solo un deseo. Esta frase de Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito, ilustra a la perfección lo que le ocurre a la mayoría de personas con sus finanzas. Muchas saben lo que quieren (o creen saberlo), pero no qué deben hacer para lograrlo.

Es como en esas películas de piratas en las que el protagonista sabe que hay un tesoro, pero todavía no tiene el mapa para llegar hasta él. La diferencia es que en las una mezcla de azar (el destino) y de perseverancia suelen ser suficiente. Prueba a hacer lo mismo en el mundo real y verás que los resultados que obtienes son distintos, especialmente cuando se trata de tu dinero.

Cuando se trata de finanzas personales hay una serie de movimientos obvios como gastar menos de lo que ingresas o ahorrar para la jubilación. El problema es que a partir de ahí se abre un océano de dudas que muchos pequeños ahorradores son incapaces. El mejor ejemplo es algo tan básico como la importancia de empezar a invertir

Pero empecemos por el principio, porque para tener un plan, primero hace falta tener claros los objetivos. En otras palabras, ¿qué quieres conseguir en vida? ¿cuáles son tus metas vitales? Para algunos será comprar una casa o formar una familia, para otros jubilarse joven, viajar, unas vacaciones de ensueño, casarse o simplemente tener una jubilación de ensueño. Todos ellos son objetivos válidos, aunque distintos. 

¿No tienes clara la diferencia? La clave está en su horizonte temporal. Irte de vacaciones o viajar es algo que normalmente querrás a hacer a corto plazo (ese mismo año, incluso), mientras que jubilarte es algo que espero que esté a años vista si todavía no has empezado a planificarte. ¿Cómo conjugarlos todos? Con una gestión diferente tu dinero para el corto, medio y largo plazo.

Tu dinero en el corto plazo

Normalmente se entiende como corto plazo cualquier inversión o gestión financiera a menos de un año vista. Es el dinero que necesitarás recuperar en ese plazo. 

En una cartera de inversión avanzada sería el dinero que guardas en liquidez por si surgen oportunidades de inversión.

Para un ahorrador más básico, ese dinero a corto plazo es tu colchón de emergencias, el dinero para hacer frente a imprevistos y poder dormir tranquilo del que ya te hablamos en un artículo anterior.

Dentro de ese corto plazo también puedes incluir otros objetivos anuales como tus vacaciones, aunque eso debería estar dentro de tu presupuesto como un gasto más en realidad. 

La clave de todas estas inversiones a corto plazo es la seguridad y la disponibilidad. Piensa en tu colchón de emergencia. Quieres que el dinero esté ahí por si lo necesitas, no que ofrezca una rentabilidad enorme (con el consiguiente riesgo). Y si no, sustituye el colchón de emergencia por el coche que necesitarás cambiar en un año: buscas tener el dinero en 12 meses, no la posibilidad de conseguir un beneficio enorme. 

Tu dinero en el medio plazo

La diferencia entre el medio y el largo plazo puede parecer difusa. Para algunos el medio plazo es todo lo que va desde el año hasta los 5 años, mientras que otros lo sitúan en horizontes a ocho años. 

En realidad la cifra concreta no es tan importante. Tus propios objetivos y el plan que marques terminarán encuadrando cada meta en el medio o en el largo plazo. Aquí hablamos de objetivos como la educación de los hijos, reformas en el hogar o casarte, por poner algunos ejemplos. 

La estrategia para estos objetivos no puede ser la misma que para los de corto plazo, igual que no lo es para afrontar un sprint, una carrera de 1.500 metros o una media maratón. 

En el medio plazo ya debería entrar en juego la inversión. Como hay varios años por delante es importante rentabilizar tus ahorros y aprovechar el interés compuesto. La diferencia con el largo plazo será el riesgo que asumes con esta parte de tus inversiones.

A medio plazo el perfil de las inversiones tendrá que ser más moderado. Todavía tienes tiempo por delante para recuperarte de posibles caídas, pero no tanto.

Tu dinero a largo plazo

El tiempo es tu mayor aliado como inversor. Por eso es importante empezar pronto. El largo plazo incluye todos los objetivos a más de 8 años vista, como jubilarte o el dinero de los estudios de los niños (si empiezas pronto). 

Lo que diferencia el largo plazo de los otros objetivos es el foco de la inversión. A largo plazo tu objetivo debe ser conseguir la máxima rentabilidad (siempre dentro de un perfil de riesgo que te permita dormir tranquilo).

A largo plazo puedes arriesgar más porque tienes más tiempo para recuperarte de eventuales caídas en el mercado, entre otras cosas. El largo plazo te permite aprovechar el interés compuesto para hacer que tus ahorros crezcan más rápidos y acercarte así a tus metas.

Estos son los tres horizontes temporales básicos que debes incluir el tu plan, aunque recuerda que no son algo estático. Según te vayas acercando a cada objetivo será importante baremar el riesgo que asumes. En otras palabras, un objetivo de largo plazo se convertirá en uno de medio plazo y finalmente en uno de corto plazo y necesitarás enfocarlo adecuadamente.

En Inversimply te ayudaremos a descubrir cuáles son tus objetivos financieros, los que de verdad te importan, y a trazar un plan para alcanzarlos. ¿Empezamos?

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