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Cinco tendencias de inversión responsable que darán forma a nuestro futuro
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Cinco tendencias de inversión responsable que darán forma a nuestro futuro

La noción de que nuestro comportamiento presente tiene un efecto directo en el mundo en que viviremos mañana es el motivo por el que M&G abandera la inversión responsable. Pero esta labor no se limita a seguir los factores ESG (enfoque que integra consideraciones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo en el proceso de inversión): se trata de invertir de un modo que beneficie tanto a la sociedad como a los inversores.

 
El valor de las inversiones fluctuará, por lo que el precio de los fondos puede subir o bajar, y es posible que no recupere la inversión inicial.

A la hora de invertir dinero con un horizonte a largo plazo, lo más probable es que su principal prioridad sea el crecimiento del capital. No obstante, puede aspirar a más: además de tratar de invertir de forma rentable en el tiempo, puede hacerlo de modo que sus inversiones minimicen el coste para el planeta y la sociedad. Los enfoques de inversión responsables demuestran que podemos satisfacer con éxito ambos objetivos. 

Hemos identificado cinco tendencias a tener en cuenta si persigue rentabilidades sostenibles a largo plazo en su cartera de inversión. 

1. Integrar tres pequeñas letras: E, S y G  

Cada vez más gente reconoce que si una compañía está bien dirigida y aplica criterios estrictos de gobierno corporativo tendrá mayores probabilidades de éxito. Ninguna empresa puede operar a expensas del medioambiente o la sociedad a largo plazo sin incurrir en gastos regulatorios y sin ver dañada su reputación. 

Analizando todos los factores susceptibles de afectar al éxito a largo plazo de una compañía, las gestoras de fondos de inversión pueden evaluar la sostenibilidad de su negocio y estimar su valor de forma más informada y precisa. Este enfoque, conocido como inversión «ESG» (por sus siglas inglesas), integra consideraciones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo en el proceso de inversión. 

2. Encontrar su voz

Los inversores activos e informados pueden contribuir a un futuro mejor ejerciendo una influencia positiva en las compañías en las que invierten. 
Al establecer un diálogo con ellas en su nombre, las gestoras pueden actuar como agentes de cambio positivo. Además de abogar por una toma de decisiones prudente y sostenible, y de animar a las empresas a implementar mejores prácticas, los inversores activos pueden llamarles la atención sobre sus malos hábitos; y si estos problemas no se remedian, pueden hasta deshacerse de sus participaciones.

Así, invertir con una gestora que mantiene un diálogo activo con el empresariado puede potenciar nuestra influencia colectiva. Un inversor de gran tamaño puede interactuar con sus consejos de administración desde una posición más sólida, y dicha influencia puede amplificarse actuando junto a otras gestoras con las mismas preocupaciones o intereses. 

3. Sumarse a la revolución de la financiación verde

La reducción de las emisiones de carbono para limitar los efectos del cambio climático representa uno de los retos más importantes hoy en día. 
La financiación verde es la clave de esta transformación, y a este respecto se han logrado grandes avances. La inversión privada en iniciativas como parques eólicos y solares ha elevado la capacidad de generación de energía renovable en todo el mundo. El potencial de estos activos para generar flujos de renta fiables y crecientes puede resultar muy atractivo a los inversores, y el interés cada vez mayor por parte de estos –sobre todo de inversores institucionales como los fondos de pensiones– ha fomentado la innovación en la industria financiera. 

Así, la gama de productos de inversión «verdes» –que tratan de lograr mejores resultados para el medioambiente– no deja de crecer, con lo que los inversores tienen cada vez más formas a su alcance para invertir con horizontes a largo plazo y ayudar a encarrilar nuestras economías hacia un futuro más sostenible. 

4. Adaptar nuestros edificios de cara al futuro

Los edificios son responsables de cerca de dos quintas partes del consumo de energía mundial y generan un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero1. Así, refrigerar, calentar e iluminar de forma más eficiente nuestros hogares, tiendas y oficinas puede realizar una contribución importante a la mitigación de los riesgos de cambio climático.

Los aspectos sociales de la sostenibilidad –entre ellos el fomento de estilos de vida más sanos, una mayor sensación de bienestar y la cohesión social– también son cruciales para el futuro del entorno construido. La mayoría de los edificios e infraestructuras suelen tener vidas útiles prolongadas, con lo que requieren inversión para satisfacer las demandas de la sociedad y de las compañías, sobre todo en un mundo cada vez más conectado y digital. 

Al mismo tiempo, el acceso a viviendas asequibles juega un papel significativo a la hora de determinar la seguridad física y una inclusión social y económica creciente para las personas que se han visto expulsadas del mercado de alquiler. Para quienes viven en comunidades rurales, esto implica asimismo crear acceso a redes de transporte, tiendas y servicios, así como mejorar la cobertura de telefonía móvil y de banda ancha.

Junto a nosotros, sus inversiones pueden ayudar a preparar al entorno construido de cara al futuro, así como aprovechar las oportunidades a largo plazo que conlleva el abordar retos sociales y medioambientales urgentes y de gran calado.

5. En busca de beneficio con un impacto positivo 

La inversión de impacto trata de lograr rentabilidad financiera a largo plazo unida a resultados compartidos por la sociedad y el entorno, mediante la inversión en compañías o iniciativas cuyas actividades aportan beneficios de ámbito general. Este doble objetivo es lo que la diferencia de la filantropía, y su intencionalidad lo que la distingue de otros enfoques de inversión responsable.

Las compañías pueden tener un impacto positivo a través de productos o servicios pioneros, impulsando mejoras de sostenibilidad en su sector, o incluso proporcionando a otras empresas las herramientas que necesitan para ejercer impacto.

De este modo, la inversión de impacto puede permitirle contribuir a abordar los desafíos más urgentes a los que se enfrenta el planeta –desde el cambio climático y la contaminación hasta la mejora de la sanidad y la educación–, generando al mismo tiempo rentabilidades financieras sostenibles en el largo plazo si tienen éxito.  

Colaborar con una gestora de inversión responsable 

Hoy en día existen más oportunidades que nunca para invertir de forma responsable. Al sopesar sus opciones, vale la pena tener en mente que no todas las gestoras ven las cosas del mismo modo. Es importante colaborar con una que demuestre el mismo compromiso que usted con la inversión responsable.

Las gestoras activas están bien situadas para alinear su capital con los retos globales que pueden abordarse mediante una financiación con objetivos específicos.

Al elegir a una gestora con este perfil, puede usted ayudar a dar forma a un mejor futuro para la sociedad y el planeta, persiguiendo simultáneamente una rentabilidad que le permita disfrutar de dicho futuro.

1Fuente: Organización Internacional de Normalización (ISO), Measuring the carbon footprint of buildings in a simple way, 7 de julio de 2017.

Descubre de qué forma M&G invierte de forma responsable en el siguiente enlace.


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Esta información no constituye una oferta ni un ofrecimiento para la adquisición de acciones de inversión en cualquiera de los fondos de M&G. Promoción financiera publicada por M&G International Investments S.A. Domicilio social: 16, Boulevard Royal, L-2449, Luxembourg.

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