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3 reglas para invertir en una recesión
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3 reglas para invertir en una recesión

Recesión se ha convertido en una palabra en el radar de muchos inversores desde hace meses. De hecho, fue un debate candente el año pasado, luego cayó en el olvido… y ahora vuelve a sonar con más fuerza.

Los bancos centrales todavía están subiendo tipos, la inflación permanece alta y los precios de los activos bajarán más. Además,  el endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal -el más agresivo desde las décadas de 1970 y 1980- apunta en dirección a la recesión en la segunda mitad de 2023, tal vez hacia final del año.

Con este horizonte, analizamos a continuación el impacto potencial de una recesión en los mercados y las tres reglas que los inversores deben tener en cuenta a la hora de invertir en este escenario:

Regla nº1: La seguridad es lo primero, pero ojo con no perdernos el repunte

Durante las dos últimas décadas, bonos y acciones se han movido en planos opuestos. Cuando los bonos del gobierno lo han hecho bien, la bolsa ha caído. Por lo que tener tanto deuda pública como acciones ha funcionado bien como diversificador en las carteras. El año pasado marcó una excepción, con una correlación a la baja de ambos activos financieros debido a los altos niveles de inflación. Es decir, durante 2022 la relación se volvió positiva y los bonos no contribuyeron a diversificar la cartera. Ahora, vemos que la relación entre la renta variable y la renta fija ha vuelto a la dirección opuesta.

Los mercados suelen tocar fondo durante las recesiones, pero los inversores también deben ser conscientes de que la renta variable puede subir en previsión de mayores beneficios empresariales y crecimiento económico futuro, antes de que estas mejoras se materialicen. Por lo tanto, los inversores que se muestren demasiado cautos y no regresen al mercado pueden perderse el repunte.

En la actualidad, el precio de mercado (ratio PER)[1] es de 23 veces, mientras que el precio de mercado futuro (ratio PER forward)[2] es de 18 veces, que sigue siendo elevado en comparación con la media de los últimos diez o veinte años. Se podría argumentar que hay margen para que las valoraciones se abaraten aún más. Normalmente, durante las recesiones, estos ratios tocan fondo, entre 12 y 13 veces. El PER no tiene que caer necesariamente a estos niveles, pero hay espacio para que las valoraciones se abaraten a medida que entramos en recesión.


Regla nº2: No todas las acciones se comportan igual en una recesión

En términos generales, los sectores que tienden a comportarse peor durante las recesiones suelen ser los cíclicos, por ejemplo, el industrial y el financiero, particularmente los bancos. Estas acciones tienen un comportamiento más volátil en comparación con el mercado en general.

La lógica es la siguiente: los bancos ganan dinero prestando a tipos más altos en comparación con el pago de intereses a los depositantes. Esto se conoce como ingresos netos por intereses. Pero, durante las recesiones, cuando los bancos centrales recortan los tipos de interés, estos ingresos netos por intereses caen. Esta es la razón por la que a las entidades financieras no les va bien durante las recesiones económicas.

De forma similar, al sector industrial no le va bien durante las depresiones económicas porque se tiende a reducir el gasto y la inversión cuando cae la demanda.

Por el contrario, los sectores con mejores resultados son los defensivos, como la sanidad y los bienes de consumo básico. Rinden mejor en las recesiones porque los inversores buscan empresas con una rentabilidad superior y un balance sólido durante los periodos de tensión económica. Pues, al fin y al cabo, durante la recesión la gente sigue necesitando comprar artículos de primera necesidad, como alimentos y medicinas.

Los sectores más cíclicos (el financiero, el tecnológico y el de consumo discrecional) que, como ya hemos mencionado, no se comportan tan bien durante una recesión, empiezan a recuperarse hacia el final de la misma, ofreciendo oportunidades interesantes a los inversores.

Asimismo, las pequeñas empresas que durante una recesión registran pésimos resultados, mejoran mucho según nos aproximamos a la salida de la crisis. Los inversores buscan este tipo de empresas porque sus valoraciones son muy baratas y, con la bajada de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, son las que más se benefician de la relajación de las condiciones monetarias.

Regla nº3: No debemos olvidarnos de las materias primas

El oro es el activo que más brilla durante una recesión pero, en general, las materias primas tienen un comportamiento muy negativo durante estos periodos, en particular la energía y los metales industriales, porque son los más sensibles a la caída de la demanda. Esto ha sido así durante recesiones pasadas en Estados Unidos. Ahora bien ¿y si incluimos en la ecuación a China, que es un gran consumidor de materias primas? La reapertura de la economía china tras la política de Covid Cero ha realzado su crecimiento

Esperamos un crecimiento muy fuerte en China este año, que podría significar que las materias primas energéticas tal vez no lo hagan tan mal en comparación con recesiones pasadas porque habrá una mayor demanda procedente del gigante asiático.


[1] El ratio precio-beneficio, o PER (Price to Earnings Ratio) es un ratio financiero que compara el precio de una acción con el beneficio por acción (BPA) de una empresa.

[2] El PER Forward utiliza la futura orientación de los beneficios. A veces llamado «precio estimado de los beneficios», este indicador prospectivo es útil para comparar los beneficios actuales frente los beneficios futuros, así como para obtener una imagen más clara de cómo serán los próximos beneficios.


Información importante: Los puntos de vista y opiniones aquí contenidos son los de Tina Fong, estratega en Schroders, y no necesariamente representan puntos de vista expresados o reflejados en otras comunicaciones, estrategias o fondos de Schroders. Este material tiene la intención de ser sólo para fines informativos y no tiene la intención de ser material promocional en ningún sentido. El material no pretende ser una oferta o solicitud de compra o venta de ningún instrumento financiero. El material no tiene la intención de proporcionar y no se debe confiar en él para la contabilidad, asesoramiento jurídico o fiscal, o recomendaciones de inversión. No se debe confiar en las opiniones y la información de este documento cuando se toman decisiones individuales de inversión y/o estratégicas. Las rentabilidades pasadas no son una guía para las rentabilidades futuras y es posible que no se repitan. El valor de las inversiones y los ingresos de las mismas pueden disminuir o aumentar, y los inversores pueden no recuperar las cantidades invertidas originalmente. Todas las inversiones implican riesgos, incluido el riesgo de una posible pérdida de capital. Se cree que la información aquí contenida es fiable, pero Schroders no garantiza su integridad o exactitud. No se debe confiar en las opiniones y la información de este documento cuando se toman decisiones individuales de inversión y/o estratégicas. Los dictámenes de este documento incluyen algunos pronósticos. Creemos que estamos basando nuestras expectativas y creencias en suposiciones razonables dentro de los límites de lo que sabemos actualmente. Sin embargo, no hay garantía de que se vayan a realizar previsiones u opiniones. Estos puntos de vista y opiniones pueden cambiar.

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