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4 pasos que debes seguir a la hora de invertir
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4 pasos que debes seguir a la hora de invertir

Si 2023 va a ser el año en que por fin empieces a invertir o el año en el que decides aumentar tus inversiones, a continuación, te contamos qué factores clave debes tener en cuenta:

Tiempo: ¿durante cuánto tiempo estás dispuesto a invertir?

La primera consideración a la hora de establecer los objetivos de inversión es cuánto tiempo estás dispuesto a mantener tu inversión. ¿Se trata de una inversión a largo plazo (más de 10 años, por ejemplo) o a corto plazo? Y, es que, establecer un horizonte temporal concreto para las inversiones puede ayudar a decidir en qué activos invertir. Por ejemplo, si el objetivo es obtener una rentabilidad a corto plazo, puede que la inversión inmobiliaria no sea la mejor opción, ya que puede ser muy ilíquida (no se puede convertir fácilmente en efectivo) y la rentabilidad suele obtenerse a más largo plazo. Por supuesto, los beneficios no están garantizados y cualquier inversión conlleva riesgos, pero la inversión inmobiliaria se ha asociado tradicionalmente a una estrategia a largo plazo.

Tener un horizonte temporal claro para las inversiones y cuánto tiempo se está dispuesto a esperar para obtener rentabilidades puede ser el primer paso para decidir la asignación de activos.

La liquidez: ¿en cuánto tiempo se podría necesitar el dinero invertido?

También es necesario conocer las necesidades de liquidez. Por ejemplo, si necesitamos que una gran parte de la cartera sea fácilmente accesible, se puede mantener simplemente como efectivo en una cuenta de ahorros. El efectivo es el activo más líquido, mientras que los activos inmobiliarios suelen considerarse los menos líquidos.

En cambio, si ya disponemos de suficiente efectivo para hacer frente a los próximos gastos y podemos invertir a más largo plazo, se pueden elegir, por ejemplo, bonos con una fecha de vencimiento determinada. La fecha de vencimiento es cuando el importe debe haber sido devuelto en su totalidad.

Comprender las necesidades de liquidez puede ayudar a decidir cuánto se puede invertir, la asignación de activos y si disponemos del efectivo que se pueda necesitar.

Riesgo y rentabilidad

A continuación, hay que evaluar la personalidad y el apetito por el riesgo. Para ello, hay que preguntarse ¿cómo nos sentiremos si perdemos el capital invertido? Siempre debemos tener en cuenta que debemos disponer del efectivo suficiente para cubrir los gastos diarios, pero la cuestión es que las personas tienen actitudes diferentes respecto a lo que hacen con el efectivo disponible.

Las inversiones más arriesgadas suelen ir acompañadas de mayores rentabilidades, aunque nada está garantizado. Una vez que hayamos decidido cuál es nuestra tolerancia al riesgo, se puede explorar en qué activos invertir.  Por ejemplo, el crowdfunding de capital en start-ups tiende a considerarse de alto riesgo, mientras que el dinero en efectivo en cuentas de ahorro o corrientes se considera de bajo riesgo.

Es importante tener en cuenta que no existen las inversiones sin riesgo y que su valor, así como los ingresos derivados de ellas pueden bajar o subir, y es posible que no se recuperen las cantidades invertidas originalmente. Incluso el dinero de las cuentas de ahorro corre el riesgo de perder valor en términos reales debido a la inflación.

Teniendo esto en cuenta, una forma de gestionar el riesgo es repartir las inversiones entre distintas clases de activos, que es lo que se conoce como diversificación.

Objetivo: ¿cuáles son los objetivos financieros?

Una vez determinado el horizonte temporal, las necesidades de liquidez, así como las preferencias de riesgo, hay que fijar un objetivo claro y medible.

¿Para qué estamos ahorrando? Los motivos son muy variados y suelen ser para invertir en una casa, la jubilación, el coche de nuestros sueños…

A continuación, enumerados dos consejos para fijar un objetivo:

1.       Fija una cantidad fija para ahorrar o invertir cada mes. Por ejemplo, podemos calcular los ingresos menos los gastos mensuales (más un colchón para gastos imprevistos).

2.       La cantidad que inviertas cada mes debe ser asequible y no suponer una presión financiera innecesaria.

Finalmente, pregúntate ¿son factibles los objetivos financieros con tus plazos, necesidades de liquidez y tolerancia al riesgo? Si no lo es, habría que considerar la posibilidad de adaptar los plazos o el nivel de riesgo. Una vez tengas todo listo, puedes iniciar tu viaje inversor.

¡Feliz año nuevo y nuevas inversiones!

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