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Tres errores de pensamiento que podrían hacerte perder dinero al invertir
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Tres errores de pensamiento que podrían hacerte perder dinero al invertir

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Cuando invertimos no sólo es importante lo que sabemos, sino también lo que somos. La personalidad influye y lleva a que muchos inversores tomen decisiones poco acertadas por miedo a las pérdidas, por seguir la corriente mayoritaria o por ser demasiado optimistas. Estos sesgos no son precisamente un apoyo a la hora de invertir de forma racional. Conscientes de ello, a continuación, analizamos cómo podemos superarlos:

La aversión a las pérdidas

Es evidente que a la gente no le gusta perder dinero. Pero si un inversor sufre de un sesgo de aversión a las pérdidas, hará cualquier cosa por evitarlas, incluso si eso implica renunciar a buenas ganancias. Esto se debe a que las consecuencias emocionales de las pérdidas son demasiado dolorosas para que las personas con sesgo de aversión las soporten.

En el mundo de las inversiones, esto puede manifestarse en mantener un activo que está perdiendo valor durante demasiado tiempo (con la esperanza de que se recupere). O puede llevar a poner el dinero en una inversión innecesariamente de bajo riesgo y baja rentabilidad cuando se podría estar obteniendo una mayor rentabilidad al asumir un poco más de riesgo. Obviamente no es malo hacer esto (y los objetivos financieros de cada persona son diferentes), pero podría significar que, de manera involuntaria, se está perdiendo rentabilidad debido al miedo a la pérdida. 

¿Cómo se puede superar este sesgo?

Una forma de evitar ser influenciado indebidamente por este sesgo es implementar una estricta estrategia de "stop-loss", por la cual se vende la inversión si su valor cae cierta cantidad. Esto ayudará a reducir sus pérdidas en un punto apropiado en lugar de aferrarse a ellas por más tiempo del necesario. Aunque obviamente no queremos fomentar la adopción de riesgos de manera imprudente, el nivel de riesgo que estamos dispuestos a asumir debería tener sentido y encajar con los objetivos financieros personales.

El “efecto rebaño”

El “efecto rebaño", como su nombre sugiere, supone seguir a la multitud, en lugar de llevar a cabo una investigación propia objetiva sobre una inversión particular. ¿Recordáis la burbuja de las puntocom de finales de los años 90? El advenimiento de Internet creó mucho alboroto entre los inversores desesperados por un pedazo de lo que prometía ser un pastel muy rentable. A medida que más y más personas se subían al carro, los precios de las acciones se sobrevaloraron dramáticamente (es decir, implicaban que una empresa valía más de lo que realmente valía). Cuando los inversores comenzaron a darse cuenta, el pánico se apoderó del rebaño. Se perdieron billones de dólares de capital de inversión y la mayoría de las empresas tecnológicas se hundieron.

¿Qué se puede hacer para evitar este sesgo?

La moraleja de la historia es evitar quedar atrapado en lo que la multitud está haciendo y tomar decisiones de inversión basadas en una investigación sólida e imparcial. De hecho, si ves a la multitud congregándose, a veces puede ser una buena idea mirar en la dirección opuesta para ver qué oportunidades puede haber pasado por alto el rebaño. Esto se llama inversión contrarian, que como el nombre sugiere, implica invertir al contrario que la multitud. 

El exceso de optimismo

¿Sobreestimas la probabilidad de que ocurran buenos acontecimientos y la probabilidad de que no ocurra uno negativo? En caso afirmativo, también podrías ser cautivo de un “sesgo de optimismo”, por el que se sobreestima la probabilidad de éxito en comparación con la probabilidad de fracaso. Es fácil ver cómo esto puede nublar el juicio en el mundo de las inversiones. Debido a que un inversor cree que las posibilidades de que una inversión salga bien son mucho mayores que las posibilidades de que salga mal, podría ignorar las principales señales de advertencia. Podría pasar por alto los posibles escollos porque está siendo demasiado optimista sobre sus perspectivas.

¿Cómo hacer frente a este sesgo?

Un buen enfoque es pensar en algunos de los resultados negativos que podrían darse. En otras palabras, ¿cuáles son algunos de los factores que podrían hacer de esto una mala inversión? Al considerar conscientemente la otra cara de la moneda, es más probable que se tome una decisión realista, en lugar de emocional.

Supera la parcialidad

Invertir puede ser un proceso desalentador, que se hace más difícil por errores irracionales. Saber a qué atenerse e intentar activamente trabajar contra ellos podría suponer la diferencia entre una decisión de inversión exitosa y una decepcionante. Por ello, el primer paso para superar la parcialidad es conocer qué rasgos somos más susceptibles de padecer como individuos. En este sentido, en Schroders hemos desarrollado investIQ, un test que, a través de unas sencillas preguntas, te ayuda a detectar qué perfil de inversor tienes y qué sesgos de comportamiento te afectan más a la hora de invertir. Una vez obtienes los resultados, la plataforma también te ofrece recomendaciones sobre cómo evitarlos. ¡No te lo pierdas!

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