Objetivos y necesidades financieras
Tanto las cuentas remuneradas como los depósitos bancarios son productos financieros pensados para los ahorradores más conservadores. Se trata de fórmulas de ahorro a largo plazo que no implican riesgos, pues no invierten en activos dentro de los mercados financieros (salvo los depósitos de interés variable o los depósitos estructurados). No obstante, este bajo nivel de riesgo también se ve reflejado en la remuneración, ya que es más reducida si se compara con la que pueden ofrecer otros productos de inversión.
Por lo tanto, ambos productos son opciones interesantes para aquellas personas que buscan rentabilizar la parte de ahorro que no han invertido o proteger el patrimonio de cara a una previsible subida de la inflación.
Si priman las necesidades de liquidez, la mejor alternativa será una cuenta remunerada que ofrezca cierta rentabilidad, con la que, además, también se podrán realizar operaciones bancarias de todo tipo. Si, por el contrario, el ahorrador no necesita la disponibilidad inmediata del dinero, los depósitos bancarios más rentables podrán ser una buena opción.
Comisiones y gastos
A la hora de elegir la mejor cuenta remunerada o depósito bancario conviene prestar atención a las comisiones o gastos que aplican.
Tradicionalmente, las cuentas bancarias han cobrado comisiones por uso de la tarjeta bancaria o por los servicios bancarios ofrecidos. En la actualidad, las cuentas remuneradas no suelen cobrar comisiones siempre y cuando el cliente cumpla con las condiciones exigidas para conseguir la bonificación.
Los depósitos bancarios tampoco aplican comisiones. No obstante, hay que tener en cuenta las posibles penalizaciones que las entidades cobran en caso de que el cliente incumpla con las condiciones de permanencia.
Inversión mínima y máxima
Cuando se trata de depositar el dinero en productos de ahorro a medio y largo plazo, la mayoría de entidades exigen una cantidad mínima para poder remunerar a sus clientes. En el caso de los depósitos más rentables, las entidades suelen establecer un mínimo, que puede ir entre los 5.000 y 10.000 euros aproximadamente, y también un máximo. La cantidad máxima variará considerablemente dependiendo del banco. Algunos de ellos no permiten sobrepasar los 100.000 euros, que es el importe garantizado por el Fondo de Garantía de Depósitos, aunque otras entidades amplían mucho más el rango.
En el caso de las cuentas remuneradas los límites también se aplican, pero de manera diferente. Por lo general, la mayoría de estas cuentas no suelen requerir un mínimo, aunque entre sus condiciones sí exigen, por ejemplo, que el cliente mantenga una cantidad mínima de ingresos recurrentes mensuales. Además, puesto que se trata de una cuenta bancaria, el ahorrador puede depositar la cantidad de dinero que desee, aunque, eso sí, el banco establece un importe máximo sobre el que aplicará la remuneración.
Permanencia y posibilidad de cancelación anticipada
Antes de contratar un producto de ahorro a largo plazo, como los depósitos, el cliente deberá fijarse detalladamente en la permanencia. Los depósitos a plazo fijo, como su propio nombre indican, establecen un periodo durante el cual los clientes no podrán hacer uso de ese dinero. Solo a cambio de esta permanencia los ahorradores pueden disfrutar de la remuneración que recibirán, en la mayoría de los casos, al vencimiento del depósito. De este modo, cuanto mayor sea el periodo al que se compromete a mantener los ahorros en la entidad, mayor será la bonificación que ofrecerá el banco.
Otro aspecto importante que habrá que revisar antes de la contratación del depósito es si este ofrece o no la posibilidad de cancelar anticipadamente. Es decir, que el ahorrador pueda disponer del dinero si le surge un imprevisto o una emergencia. A cambio, la entidad puede establecer una penalización, que suele ser la eliminación de la bonificación al cliente.
Periodicidad en el pago de intereses
Dependiendo del producto que se contrate, los ahorradores recibirán la remuneración con una periodicidad diferente. Si se opta por mantener el dinero en depósitos a plazo fijo, el cliente obtendrá la remuneración al vencimiento del depósito generalmente. Si se deciden depositar los ahorros en una cuenta remunerada, la liquidación de intereses podrá hacerse de manera mensual, trimestral, semestral o anual, dependiendo de la entidad en la que se haya contratado.
Además, hay que fijarse en el plazo al que el banco abonará la remuneración. En algunos casos, la bonificación podrá aplicarse de manera indefinida, mientras que en otros el abono tendrá lugar durante los primeros meses tras la contratación.
Posibilidad de renovación
Los ahorradores que busquen mantener una parte de sus ahorros en depósitos a muy largo plazo podrán elegir la opción de renovación siempre y cuando la entidad lo permita para el producto que el cliente ha contratado.
Por este motivo, es necesario fijarse en si el banco ofrece o no la posibilidad de renovar el depósito y en qué condiciones. En algunos casos, tras el vencimiento, la entidad abonará los intereses. En otros, sin embargo, los intereses se renovarán con el siguiente depósito y no podrán cobrarse hasta el vencimiento del último producto que haya contratado.
Fiscalidad
Los intereses generados por los productos de ahorro a largo plazo, como cuentas remuneradas y depósitos bancarios, está sujetos a tributación en el IRPF como rendimientos del capital en la base imponible del ahorro. Esta tributación se aplica en el momento en el que se liquiden los intereses, es decir, cuando el ahorrador recibe la bonificación. En el caso de las mejores cuentas remuneradas, los intereses se podrán percibir mensual, trimestral, semestral o anualmente, por lo que será en esos momentos cuando se aplique la correspondiente retención. En los depósitos también se usa el mismo tipo de gravamen. Generalmente, en estos la liquidación de intereses se realiza al vencimiento, por lo que en ese momento se deberá hacer frente a la retención por parte de Hacienda.
Los tipos impositivos que se aplican actualmente son de un 19% para el ahorro de hasta 6.000 euros; de un 21% para los tramos de entre 6.000 y 50.000 euros, y de un 23% para los ahorros que superen los 50.000 euros.