Era mi primer día de vacaciones, el pasado 5 de agosto, pero no pude evitar mirar la apertura de los mercados. La semana anterior había sido muy complicada, después de los movimientos en los mercados de divisas y de acciones que había provocado la subida de tipos en Japón. Además, varias de las 7 magníficas, como Nvidia, habían tenido sus peores sesiones en mucho tiempo. Y algún dato macro flojo llevó a pensar en un aterrizaje brusco en EEUU, aunque no era para tanto.
La magnitud de la caída en la apertura me generó inquietud... La posibilidad de un cambio de ciclo en el mercado no me parecía despreciable, después de tantos meses de buen comportamiento de la renta variable y, en particular, de las grandes tecnológicas...
Pensé: ¿Y si se acercaba el inicio de un mercado bajista coincidiendo con la mayor volatilidad veraniega? ¿No tendría sentido bajar un poco la exposición a renta variable, para no tener que estar pendiente del tema en los días de descanso?
Por suerte, o por lo que sea, lo único que hice fue leer a mis compañeros de Finect, sus análisis de lo que estaba ocurriendo y cómo reaccionar ante el aumento de la volatilidad, y las opiniones de los gestores y analistas que se pueden encontrar en los espacios de las entidades en Finect. Nada más. Y menos mal.
El que la última semana de julio y o la primera de agosto decidiera recortar el riesgo, para sufrir menos la volatilidad veraniega que iba en aumento, ha pagado cara esa necesidad de más tranquilidad.
El Dow Jones ha vuelto a marcar máximos históricos y el S&P 500 está a punto de hacerlo.
El Nikkei, de la bolsa japonesa, ha recuperado desde mínimos más de un 22%. El Ibex también se mueve en los niveles más altos del año, tras remontar un 10%.
Tan sólo aún no ha cerrado el hueco el Nasdaq Composite y varias de las grandes compañías tecnológicas, como Nvidia, ante las dudas por cómo de sostenible puede ser el rally de la IA. O, mejor dicho, cuánto tardará en traducirse a ingresos y beneficios las ingentes cantidades de gasto que se está realizando en la nueva revolución tecnológica.
Ello ha provocado que, sumando julio y agosto, los ETFs sobre el S&P 500 que le dan el mismo peso a todos los valores, como el Xtrackers S&P 500 Equal Weight ESG UCITS ETF, hayan tenido un mejor comportamiento que los replicantes sin más del índice, más expuestos al comportamiento de las grandes tecnológicas (Y, por lo tanto, mucho más beneficiados estos últimos años).
A pesar del peor comportamiento relativo de estas últimas semanas, las valoraciones de éstas siguen estando muy por encima del mercado, como se puede ver en este gráfico de la guía del mercado de JPMorgan AM.
Sobre este tema del desafío de la IA para las valoraciones de algunas grandes volveré otro día, pero de momento: acabo con la reflexión que tengo en la cabeza desde que volví de vacaciones.
Qué costoso puede llegar a ser, a veces, el deseo de tranquilidad. Cuánto puede afectarnos, sin darnos cuenta, esos mantras de que cuidado con los veranos en la bolsa o con no se qué efecto estacional. Ahora empezaremos los periodistas a comentar que llega septiembre y octubre, con su mala fama estadística...
Lo mejor, como siempre, tener un plan y seguirlo, para no dejarnos llevar por las emociones de la volatilidad en el corto plazo.
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