Uno de los debates más persistentes es el de la gestión activa frente a la gestión pasiva. Ambas estrategias tienen sus defensores y detractores, y cada una ofrece un enfoque distinto para alcanzar los objetivos financieros de los inversores. A continuación, exploramos las ventajas y desventajas de cada una para ayudar a los inversores a tomar decisiones informadas.
Gestión Activa
La gestión activa implica la intervención de un gestor o un equipo de gestores que toman decisiones específicas sobre qué valores comprar o vender, con el objetivo de superar un índice de referencia.
Ventajas de la Gestión Activa:
1. Potencial de Rendimientos Superiores: Los gestores activos buscan identificar y aprovechar oportunidades de mercado para obtener rendimientos que superen al índice de referencia.
2. Flexibilidad: Los gestores pueden adaptarse rápidamente a las condiciones cambiantes del mercado, tomando decisiones basadas en análisis fundamental y técnico.
3. Estrategias de Protección: Pueden implementar estrategias para protegerse contra caídas del mercado, como el uso de derivados o la rotación de activos hacia sectores defensivos.
4. Selección de Valores: Los gestores activos pueden seleccionar valores específicos que creen que están infravalorados, proporcionando una ventaja adicional si sus análisis son correctos.
Desventajas de la Gestión Activa:
1. Costes: Las tarifas de gestión y los costos asociados suelen ser algo más altos que en la gestión pasiva debido a la investigación y el análisis intensivo que realizan los gestores.
2. Riesgo de Desempeño Inferior: No todos los gestores activos logran superar consistentemente a su índice de referencia, y algunos pueden incluso rendir por debajo del mercado.
3. Mayor Volatilidad: Las decisiones activas pueden aumentar la volatilidad de la cartera, especialmente si las inversiones no se desarrollan como se esperaba.
Gestión Pasiva
La gestión pasiva, por otro lado, busca replicar el rendimiento de un índice de referencia específico, como el S&P 500, invirtiendo en todos o en una muestra representativa de los valores del índice.
Ventajas de la Gestión Pasiva:
1. Costes: Las comisiones y tarifas de los fondos pasivos son significativamente más bajas debido a la nula necesidad de análisis y toma de decisiones por alguien ajeno al propio inversor.
2. Desempeño Consistente: Los fondos pasivos tienden a igualar el rendimiento del índice de referencia, eliminando el riesgo de bajo rendimiento ocasional asociado a la gestión activa.
3. Diseño de carteras: Si somos inversores profesionales y con experiencia, ofrecen una gama de fondos muy amplia para diseñar nuestras propias carteras.
Desventajas de la Gestión Pasiva:
1. Rendimiento Limitado: La gestión pasiva está diseñada para igualar el rendimiento del mercado, no para superarlo, lo que puede ser una limitación para aquellos que buscan mayores rendimientos.
2. Falta de Flexibilidad: Los fondos pasivos no pueden adaptarse rápidamente a las condiciones cambiantes del mercado o a eventos específicos de la empresa.
3. Exposición Total al Mercado: Los inversores en fondos pasivos están completamente expuestos a la caída del mercado, ya que los fondos replican el índice sin estrategias de mitigación de riesgos.
4. Riesgo emocional: Da igual lo bueno que sea el fondo o la acción... Si en un momento de caída o subida de los mercados tomamos una mala decisión, basada en el miedo, las dudas, la inexperiencia..., podemos perder dinero. Porque la teoría la sabemos pero, dice el refrán que "ver una cosa 100 veces, no equivale a vivirlas una vez".
5. Posibles Ineficiencias: Algunos índices pueden incluir valores sobrevalorados, lo que puede impactar negativamente el rendimiento de la cartera pasiva.
Conclusión
La elección entre gestión activa y gestión pasiva depende de varios factores, incluyendo los objetivos financieros del inversor, su tolerancia al riesgo, el horizonte temporal y sus preferencias personales. Aunque, si puedes tener las dos, ¿porque no tenerlas?. Así, diversificas en gestión de carteras, productos financieros y objetivos temporales.
- Gestión Activa: Ideal para aquellos que buscan potencialmente superar el mercado y hacerlo acompañados de un equipo de profesionales que vele por sus inversiones y les hagan un seguimiento profesional y personal.
- Gestión Pasiva: Apta para inversores que buscan costes algo más baratos y una inversión más predecible, asumiendo el riesgo de su propio comportamiento en momentos de pérdidas de los mercados.
Ambas estrategias pueden tener un lugar en una cartera bien equilibrada. Al comprender las ventajas y desventajas de cada una, los inversores pueden tomar decisiones más informadas y alineadas con sus objetivos financieros.
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