Señora Villalobos: yo sí quiero que me asusten con mi pensión... ¡y 12 meses al año!

Lleno absoluto. Son casi las 09:00 de la mañana y la cola es generosa en la puerta de acceso al Congreso. Periodistas, profesores de universidad, asistentes que no ubico y alguna cara conocida de la industria de la inversión colectiva nos mezclamos en el control de acceso. Venimos a una jornada de pensiones que organiza la Asociación de exdiputados y exsenadores de las Cortes Generales del Estado.

Llega el turno de Celia Villalobos que, entre otras cosas, es la persona que ocupa la presidencia de la Comisión de Seguimiento y Evaluación de los Acuerdos del Pacto de Toledo. El Pacto de Toledo es ese ente del que el español de a pie poco sabe, salvo que lleva meses de reuniones y que es incapaz de alcanzar un acuerdo entre las distintas fuerzas políticas sobre el futuro de las pensiones en España.

Son apenas unos minutos los que dura su intervención, pero me ha dejado tan poco indiferente que derivo a este artículo mi mezcla de enfado y sinceridad.

Paso a transcribir parte de sus comentarios:

“Todos los años, a partir del mes de septiembre se empieza a hablar de cómo nuestro sistema  está en quiebra, de que las pensiones del futuro no están garantizadas, de que es todo un desastre. Y siempre coincide con final de año, cuando todos hacemos nuestras aportaciones al plan privado de pensiones. Vamos a relajarnos todos. Porque, por encima de todas las cuestiones, el sistema público de nuestra seguridad social tiene un garante que está por encima de si tenemos más o menos cotizantes, si se suben más o menos las pensiones, que es el Estado, y los Presupuestos Generales del Estado”. Añado a esta cita la que recogieron muchos medios hace precisamente un año, cuando Celia Villalobos espetó un: “es impresentable que asusten a los mayores con las pensiones” (refiréndose a las empresas de seguros).

Por dónde empiezo…

Sí, señora Villalobos, no voy a negar que a finales de año llega una avalancha informativa en torno a las pensiones, que coincide con las campañas de bonificaciones por captación y traspaso de planes de pensiones de las entidades y con la época en la que muchos españoles aportan a su plan de pensiones para sacar provecho a la desgravación fiscal.

Precisamente ayer lo comentábamos varios periodistas de distintos medios económicos en corrillo, asumiendo la cantidad de convocatorias de prensa que llegan estos días sobre estudios, encuestas o jornadas como por ejemplo esta, en la que usted acaba de participar (vaya).

Qué quiere que le diga, ¡ojalá se hablase durante todo el año! El problema, para mí, no es tanto el oportunismo de la recta final de año, sino que, al menos, durante 3 meses al año (dejando de lado los intereses) se habla de pensiones, de jubilación, de la necesidad de ahorro para el futuro. Qué bueno sería que fuesen cuatro meses. Qué positivo si se extendiese a 5 ó 6. Cuánto cambiaríamos si fuese los 12 meses del año.

“Es impresentable que se asuste a los mayores” pero... ¿y a los jóvenes? ¿Y a mi generación, esa que la Comisión Europea, (un organismo público señora Villalobos, no una empresa privada con intereses en la colocación de producto), prevé que cobre como pensión pública la mitad de su salario? Amargo alguna que otra charla con mis amigos intentando concienciarles de esto.

Ojalá contase con armas como su posición, señora Villalobos, su micrófono y su altavoz. Predico en el desierto.

¿Que debemos relajarnos?

Le he escuchado decir esta mañana que debemos “relajarnos” en torno a este tema. Siempre he sido un poco exagerada en la reivindicación pero, personalmente, me relajaré cuando vea varias cosas:

La primera, que desde el entorno político se deje de opacar el debate de las pensiones y se reconozca que, si bien las pensiones pueden ser sostenibles, no serán suficientes (lo que se conoce como el síndrome de la manta corta) y que los futuros jubilados deben contar con un sistema que complete su pensión pública.

¿Por qué no desempolvar aquella iniciativa de enviar una carta a todos los españoles en la que se les informe de cuál será su futura pensión, para que puedan tomar mejores decisiones en el presente?. 

Una fumadora como yo siempre ha sabido que le iría mejor no fumando. Pero créame que a ello ha contribuido mucho el bombardeo de mensajes en este sentido. Sí, también promovidos desde el ámbito político y del Gobierno, desde donde no he escuchado nunca un “no asustemos a los fumadores”. 

Puede que sospechemos que necesitaremos un ahorro para completar nuestra pensión, pero ayudaría mucho a la concienciación global que se reconociese abiertamente por las personas que gestionan las cuentas públicas.

Además de esto, por qué no reformular la única vía pública a la que tiene acceso un español hoy en día para informarse sobre la cuantía de su futura jubilación. Me refiero al simulador de la Seguridad Social y cuyos resultados incluso superan a la máxima pensión legal que se permite hoy en día, como cuenta Ana Palomares en este artículo “El milagro de Fátima: tiene el peor simulador de pensiones”:

Segundo, que también, claro, el sector privado haga su propia reflexión. Que tome su parte de responsabilidad en torno a la gestión del ahorro privado para la jubilación, en ocasiones, varado en productos de rentabilidad mediocre y generosas comisiones. En otras, utilizado como reclamo de vinculación para el abaratamiento de una hipoteca (en este punto, por fortuna, incidirá la nueva Ley Hipotecaria)

Y tercero,  que el ciudadano de a pie, en el que me incluyo, tome conciencia por sí mismo y se informe sobre los productos en los que invierte su ahorro en la misma proporción que lo hace sobre otros productos que consume: el coche, el smartphone, etc…

En resumidas cuentas, señora Villalobos, no quiero relajarme y en cambio quiero que me asusten con el futuro de mi pensión. Necesito que me asusten con el futuro de mi pensión. Y si en vez de 3 meses al año son 12, mejor que mejor.