Queso y dividendos. Una historia sobre fondos de reparto y fondos de acumulación

Queso y dividendos. Una historia sobre fondos de reparto y fondos de acumulación

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Quesos, ratones y la historia de la familia TranquiPrisas

Había una vez, un lugar muy, muy lejano llamado Invertilandia en el que habitaban millones de ratones. Invertilandia era un país fascinante para cualquier ratón, pues estaba lleno de queserías de todo tipo, las había grandes y modernas como las queserías Facebook y Apple, las había tradicionales y con una larga historia como las queserías Repsol y Telefónica, las había pequeñas como DIA, con los últimos avances tecnológicos como la quesería Amazon… Las opciones eran innumerables para los roedores de Invertilandia, las queserías estaban por todas partes y los quesos que repartían eran deliciosos. Para poder disfrutarlos, los ratones debían comprar quesiacciones, unas papeletas que demostraban que aquel que las adquiría poseía parte de la quesería y que, por este motivo, le había sido otorgado el derecho a recibir una porción del queso que la quesería en cuestión repartía. Cuantas más quesiacciones tuviesen los ratones en su poder, más porciones de quesos les corresponderían.

Como las quesiacciones eran tan, tan importantes y necesarias para acceder a los más ricos y sabrosos quesos, muchos ratones, especialmente los de biblioteca y los de laboratorio, se dedicaban a estudiar con gran esmero todas las queserías posibles, se empapaban de su historia, trataban de conocer a sus fundadores y directivos, analizaban sus números, leían y volvían a leer sus estrategias y, después de un montón de horas de análisis e investigación, compraban las quesiacciones de las queserías más rentables e interesantes que encontraban. Otros ratones, sin embargo, como los de campo y los de alcantarilla, se decantaban por los quesistas profesionales, unos tipos que se esforzaban por conocer hasta la última gota de leche con la que se elaboraban los quesos de cada quesería para escoger las quesiacciones de las queserías de mayor calidad y formar así paquetes de quesiacciones bien interesantes que después vendían. Uno de los quesistas más conocidos de Invertilandia era el quesista Paramés, había creado un paquete de quesiacciones llamado “Cobas Iberia Quesi-Inversión” en el que reunía quesiacciones de queserías de dos zonas de Invertilandia conocidas como España y Portugal. Iván Martín también era una quesista famoso y entre sus paquetes de quesiacciones destacaba el “Magallanes Microcaps Europe Quesi-Inversión”, compuesto por quesiacciones de queserías pequeñas que desarrollaban su actividad en un territorio de Invertilandia al que todo el mundo llamaba Europa.

La función de los quesistas profesionales era de vital importancia para los ratones que habían confiado en ellos, el queso que llevarían a sus ratoneras estaba en juego. Si los quesistas profesionales escogían las quesiacciones de las mejores queserías, formarían paquetes de quesiacciones que reportarían a los ratones tablas de quesos fabulosas… quesos de Facebook, combinados con quesos de Amazon y de Apple… una auténtica delicia.

Conseguir tablas de quesos que quitasen el hipo era precisamente el objetivo de la mayoría de ratones en Invertilandia y también, por supuesto, el de la familia TranquiPrisas, una familia feliz formada por el abuelo MilPrisas, el padre Tranquilón y el hijo BuenRitmito. Los TranquiPrisas se encontraban en un momento muy importante de sus vidas porque había llegado la hora de que el hijo BuenRitmito contratase por primera vez los servicios de un quesista profesional para comenzar a acumular sus primeras tablas de quesos. Pero BuenRitmito tenía un problema, un gran dilema: su abuelo MilPrisas y su padre Tranquilón le daban consejos muy diferentes para iniciarse en el mundo de los quesos. Mientras que el abuelo MilPrisas le decía “BuenRitmito, contrata un quesista como el mío, que encuentre las queserías que repartan muchos quesos y muy rápido, uno que te permita disfrutar, en un periodo muy corto de tiempo, de grandes cantidades de queso tierno”, su padre Tranquilón le aconsejaba “BuenRitmito no hagas caso al abuelo, lo importante es tener la paciencia suficiente para conseguir un buen queso añejo, contrata un quesista que sepa administrar tus quesos hasta que transcurra el tiempo de curación necesario para lograr un queso excepcional”. BuenRitmito estaba totalmente perdido, ¿quién tenía razón? ¿Qué debía hacer? ¿Contratar a un quesista que obtuviese y repartiese con mucha frecuencia queso tierno o escoger a otro que supiese administrar tan bien el queso conseguido, que le ofreciese, al cabo de cierto tiempo, un queso añejo para chuparse los dedos? Cuanto más pensaba en el asunto, más indeciso e inseguro se sentía, así que, su padre, Tranquilón, preocupado al ver su hijo tan agobiado por tomar la decisión correcta, le sugirió que visitase a unos catadores profesionales, “consulta a los catadores de Finect, ellos te informarán de las ventajas e inconvenientes de cada una de las opciones y te ayudarán en este paso tan importante para ti”.

Así fue como BuenRitmito conoció a los ratones de Finect. “BuenRitmito, tanto tu padre Tranquilón como tu abuelo MilPrisas están siguiendo estrategias muy interesantes para conseguir riquísimas tablas de quesos, lo que ocurre es que tienen características diferentes, ten en cuenta que tu padre tiene más años de vida por delante que tu abuelo, por esta razón, prefiere esperar y conseguir un queso añejo, más intenso. Sin embargo, a tu abuelo, al disponer de menos tiempo, le conviene disfrutar de los quesos tiernos que vayan repartiendo las queserías”, le contó uno de los sabios ratones de Finect. “En tu caso – prosiguió el catador - considero que un quesista similar al que ha contratado tu padre sería la opción más apropiada, pues tú también podrás lograr quesos añejos de increíble sabor si sabes ser paciente y confías en el quesista profesional que contrates”. BuenRitmito lo había entendido: ni su abuelo MilPrisas ni su padre Tranquilón estaban equivocados, simplemente eran ratones diferentes que se encontraban en momentos vitales distintos. Ahora ya sabía qué tipo de quesista podría ayudarle a conseguir las tablas de quesos de sueños. La decisión estaba tomada. Una vida feliz le esperaba, llenita de tablas de quesos para celebrar cada gran momento al lado de los ratones que más quería.

 

Dividendos (o el queso que les gusta a los humanos) y fondos de inversión

Aunque los TranquiPrisas vivían en el lejano y desconocido país de Invertilandia, en el mundo de los humanos las cosas no eran muy diferentes:

  • A las queserías se las llamaba empresas
  • Las quesiacciones recibían el nombre de acciones
  • Los paquetes de quesiacciones de los ratones correspondían a los fondos de inversión de los humanos
  • Los quesistas se hacían llamar gestores de fondos y los ratones, inversores
  • El queso de Invertilandia era conocido como dividendos por los humanosLos dividendos son la parte de los beneficios de una compañía que ésta decide repartir entre sus accionistas. De esta forma, les recompensa por el riesgo que han soportado al adquirir y mantener sus acciones.
  • Las tablas de quesos representaban el conjunto de dividendos de distintas compañías recibidos por el inversor

 

¿Queso fresco o queso añejo? (o como dicen los humanos, ¿fondos de inversión de acumulación o fondos de reparto?)

La decisión que intentaba tomar el ratón BuenRitmito es una decisión a la que muchos inversores han hecho y seguirán haciendo frente: ¿escojo un fondo de inversión de acumulación o uno de reparto? ¿Obtengo rentas periódicas (queso fresco) o reinvierto las rentas que podría obtener para lograr mayores rendimientos en el largo plazo (queso añejo)?

Los fondos de inversión de acumulación (representados por el queso añejo de Invertilandia) son fondos de inversión cuyos gestores reinvierten en el mismo fondo los dividendos recibidos por las acciones de las compañías que constituyen su cartera (así como los intereses obtenidos gracias a los activos de renta fija que forman parte de la misma).

Los fondos de inversión de reparto (representados por el queso fresco de Invertilandia) son fondos de inversión cuyos gestores deciden distribuir entre sus partícipes, con determinada frecuencia, los dividendos recibidos por las acciones de las compañías que constituyen su cartera (así como los intereses obtenidos gracias a los activos de renta fija que forman parte de la misma).

En los fondos de reparto se acumulan los dividendos pagados por las compañías en cartera y los cupones recibidos por los activos de renta fija en los que se ha invertido y, según se haya establecido en el folleto del fondo, se distribuyen entre sus partícipes todos los meses, cada trimestre o una vez al año.

La mayor ventaja de este tipo de fondos es el poder recibir una renta periódica, no obstante, el hecho de tributar cada vez que se reciben los dividendos y los cupones es uno de los inconvenientes más significativos. Por este motivo, son fondos de inversión recomendados para inversores conservadores, con un horizonte temporal de la inversión reducido, cuyo objetivo es complementar su sueldo o su pensión con una renta adicional.

En España, la mayoría de los fondos de inversión que se comercializan son fondos de acumulación, tan solo el 2% son fondos de reparto.

 

¿Cómo saber si un fondo de inversión acumula o reparte dividendos (en el mundo de los humanos)?

Para saber si un fondo de inversión acumula o reparte dividendos se debe consultar su folleto informativo, allí se encuentra la información necesaria sobre cómo se gestionan los dividendos que reparten las compañías que componen su cartera y los intereses que reciben de sus inversiones en renta fija.

También resulta útil fijarse en el nombre del fondo. Generalmente, el nombre de los fondos de acumulación termina con las iniciales “Acc” o “A” y el de los fondos de distribución, con “Dis”, “D”, “Inc” o “Income”.

 

Quiero el mejor queso (y el mejor fondo de inversión), ¿cuál debo elegir?

Ambos presentan ventajas e inconvenientes, lo importante es escoger uno u otro teniendo en cuenta, al menos, el perfil inversor y el objetivo de la inversión.

Al inversor que desea mantener su inversión durante un largo periodo de tiempo le conviene, por norma general, un fondo de acumulación, pues, gracias al interés compuesto y al largo plazo, sus ahorros experimentarán un crecimiento mayor que si apostase por un fondo de reparto. Además, evitaría el pago de impuesto por los dividendos recibidos.

Sin embargo, para un inversor que se encuentre próximo a su jubilación (o al momento en el que necesite recuperar sus ahorros) lo más acertado podría ser invertir en un fondo de reparto que le genere una renta periódica y que le proteja de las posibles caídas del mercado (los vaivenes de los mercados financieros afectarían solo al capital invertido, pero no a los dividendos repartidos por el fondo).

 

Una vez más, se pone de manifiesto que, tanto si eres un ratón en busca del queso más exquisito como si eres un humano tratando de encontrar el fondo de inversión más rentable, debes tener siempre muy presente tu perfil y tus objetivos, y debes consultar tus dudas y dilemas con expertos en la materia si crees no ser capaz de resolverlos por ti mismo.

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