Los recortes de tipos de la Fed probablemente dispararán la inflación en 2026
Tememos que la flexibilización de la política monetaria en esta fase del ciclo pueda resultar contraproducente.
La decisión de la Reserva Federal (Fed) de seguir adelante con los recortes de tipos de interés en un momento en que la sólida economía real se acerca al pleno empleo aumenta el riesgo de que se arraigue una mayor inflación. Creemos que la Fed aplicará otros dos recortes de 25 puntos básicos antes de que termine 2025. Sin embargo, es poco probable que los tipos sigan bajando a partir de entonces, ya que el sólido crecimiento impulsará un repunte de la actividad en el mercado laboral y provocará un aumento de la inflación. Por lo tanto, seguimos creyendo que un tipo terminal inferior al 3%, como descuenta el mercado, es demasiado agresivo.
Nos sorprende que la Fed esté aplicando medidas de flexibilización, pues la economía, en general, se ha recuperado —algo que reconoce la Fed con la revisión al alza de sus propias previsiones de crecimiento—, aunque el crecimiento del empleo se ha ralentizado en los últimos meses. Atribuimos esto a una combinación de la dinámica rezagada del mercado laboral y las medidas restrictivas del Gobierno en materia de inmigración.
El contexto actual no es precisamente propicio para un estímulo. Las acciones se encuentran en máximos históricos, los diferenciales crediticios son muy estrechos y la economía ya está funcionando por encima de su potencial, en un momento en el que la política fiscal va a añadir más combustible en los próximos meses. En este entorno, es más probable que las bajadas de tipos aviven la inflación que el crecimiento real. Hemos revisado al alza nuestra previsión de crecimiento del PIB estadounidense para 2026, aunque solo ligeramente, del 2,2 % al 2,3 %, pero hemos elevado nuestra previsión de inflación de forma más significativa, hasta un 3,3 %, nivel que supera el manejado por el consenso.
De cara al futuro, existe un riesgo importante de que la inflación aumente. Las restricciones estructurales, especialmente la disminución de la oferta de mano de obra, hacen que la tasa de crecimiento potencial de la economía esté disminuyendo. Esto aumenta las probabilidades de que se produzca un endurecimiento del mercado laboral, un crecimiento más rápido de los salarios y una inflación más persistente. A los bonos a largo plazo no les gustará eso, especialmente dada la ya preocupante dinámica de la deuda.
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