El oro está viviendo un buen momento. Actualmente, su precio ronda los 2.300 dólares por onza pero parece que no está cerca de su techo. De hecho, el Bank of América prevé que podría alcanzar los 3.000 dólares de aquí a los próximos 12-18 meses.
Los cambios en las tendencias geopolíticas y fiscales están preparando el terreno para una demanda sostenida de oro, y los mineros de este metal podrían estar listos para una importante recuperación. "Esa dinámica cambiante ha estado liderada por China, pero no ha sido sólo una realidad de este país; también se han producido aumentos de la demanda en Oriente Medio y en otros lugares", explica James Luke, gestor de fondos especializado en materias primas, Schroders, que después añade "en nuestra opinión, esto podría desencadenar uno de los mercados alcistas más fuertes desde que el presidente Nixon cerró la puerta al oro en noviembre de 1971, poniendo fin a la convertibilidad del dólar estadounidense en oro".
Sin embargo, aunque los precios del oro han subido, la renta variable del oro se ha quedado rezagada con respecto al precio de los lingotes. Tal y como señala Luke: "a pesar de los sólidos fundamentos financieros, impulsados por este mercado alcista del oro liderado por Oriente, las valoraciones se acercan a los mínimos de 40 años debido a la pésima opinión de Occidente sobre el oro y a los pobres resultados operativos de algunos "líderes" del sector".
¿Ha llegado el momento de la renta variable del oro?
Desde Schroders lo ven claro. "Si alguna vez ha llegado el momento de incluir la renta variable de oro en una asignación plurianual de metales preciosos, creemos que es ahora", asegura Luke.
Para justificar su opinión explica que el sector de la minería del oro podría subir un 50% y seguir pareciendo barato. Con una capitalización de mercado total de 300.000 millones de dólares estadounidenses, "el sector de la renta variable aurífera ha sido básicamente ignorado, pero creemos que eso va a cambiar", expresa.
La preferencia de los hogares chinos por el oro
El declive del mercado inmobiliario en China ha llevado a los hogares a incrementar sus inversiones en oro, contribuyendo a la demanda global. Este cambio de actitud, según Schroders, hacia el oro podría no ser temporal, consolidando su papel como una inversión preferida frente a la volatilidad económica.
A juicio de Luke, los inversores occidentales son otro participante clave que bien podría pasar de vendedor a comprador en los próximos trimestres. En este sentido, explica que las compras (y ventas) de los inversores occidentales han seguido con regularidad las inflexiones de la política monetaria. "El oro seguirá siendo una cobertura relevante frente a la credibilidad fiscal de los bancos centrales y de los países soberanos en general, que los inversores occidentales utilizarán", sentencia.
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